El 22 de septiembre de 1966, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó le escribió desde Londres, Inglaterra, otra carta a mi padre, en la cual pone de manifiesto su fervoroso amor patrio. Me permito transcribirla con motivo del quincuagésimo aniversario de la Revolución de 1965.
“Estimado amigo: Sé que lo que te voy a decir te preocupa enormemente, pues tu postura es la del verdadero representante de la dominicanidad y del pueblo. El día 28-9-66, los que se creen dueños de América por medio de su instrumemento interamericano (OEA), fijaron fecha de salida de nuestra patria.
Sé que los yanquis no van a salir del país, que solo con grandes sacrificios de vidas jóvenes podremos darnos no solo nuestra libertad como nación, sino nuestra libertad en el aspecto económico-social. Amigo mío, creo que se acerca el momento de decir presente ante el pueblo dominicano; los enemigos de afuera y los lacayos de adentro, tratan por todos los medios de implantar en nuestra nación una dictadura de Estado, esto se ve a las claras y a las claras hay que combatirlo.
Malditos una y mil veces si creen que los verdaderos dominicanos se van a dejar sojuzgar; es por esto que pienso que el momento de tomar la iniciativa se acera y tenemos que movilizar a nuestro pueblo, así como todo lo que esté a nuestro alcance para echar a los asesinos de América de nuestro país.
… Nosotros sabemos que nuestro pueblo se ha replegado, esto es parte de nuestro proceso histórico; también sabemos que alcanzará su libertad. Quiero participarte que en mis planes inmediatos y bien analizados, se enfoca mi decisión de regresar a la patria. Creo firmemente que es el momento propicio… Enviaré un documento público sobre la salida ficticia de los invasores y un cablegrama que te ruego hacer publicar. Recibe un abrazo sincero de quien te aprecia. Francisco Alberto Caamaño, Coronel. P.D. No te hablo nada del Sr. Embajador ante la UNESCO, pues no vale la pena. Hay cosas que asquean”.
