Opinión

Otro lío, y no de ropa

Otro lío, y no de ropa

El conflicto con Centroamérica por supuestas violaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), aunque bastante perturbador, no ha pasado, por suerte, de un conato. Que se sepa, por lo menos hasta ahora los costarricenses no han apoderado a la Organización Mundial del Comercio (OMC) de las violaciones que implicarían los aranceles dispuestos por las autoridades dominicanas para mercancías de la región.

Pero como el que no sale de una, ahora el país está metido en un lío más feo con la Unión Europea por las construcciones del mercado binacional de Dajabón y de un puente que comunica con Haití, dos obras que, pese a una inversión de alrededor de 45 millones de euros, han resultado infuncionales.

Tras airear e incluso advertir sobre las consencuencias que tendría la no ejecución de las obras tal y como se acordó, la embajadora Irene Horejs ha tratado de minimizarlo con un poco de teatro diplomático. Las relaciones podrán ser excelentes, pero presentar como testimonio una donación aprobada desde hace tiempo constituye una burla a la inteligencia del dominicano.

 Hasta el detonante de la diplomática europea se tenía entendido que el mercado binacional de Dajabón operaba con todas las de la ley. Pero la sorpresa ha sido grande al conocerse la protesta de la Unión Europea sobre las condiciones del intercambio comercial en la frontera domínico-haitiana.

Los europeos no son dados a escandalizar, pero la forma en que se ha expresado la embajadora Horejs traduce un conflicto que puede dejar muy maltrecha la imagen de República Dominicana. No importa que haya tratado de minimizarlo, el trasfondo está a la vista. Ha debido explicar cuál sería su actitud si los recursos para concluir las obras no aparecen en un tiempo prudente.

Como nación en que los misterios oficiales opacan la transparencia no se sabe cómo se sortearon las construcciones ni las firmas beneficiadas.  Aunque se trate de relegarlo con poses diplomáticas, este otro lío ensombrece todavía más la imagen del país  en el exterior. La suerte puede durar mucho, pero no es eterna.

El Nacional

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