Editorial

Oxígeno

Oxígeno

La sociedad dominicana pierde oxígeno a consecuencia de un discurso político y social cada vez más ríspido e intolerante, en el que en vez de concertación promueve confrontación y en lugar de soluciones resalta los problemas insolubles, como si la voluntad de todos los actores sea que arda Troya o que entre el mar.

Como en las viejas películas de Hollywood aquí se dialoga con las armas sobre la mesa y la amenaza a flor de labios, con los sentidos en dirección al apocalipsis y de espaldas al génesis.

La agenda nacional está repleta de problemas urgentes que requieren del abordaje conjunto del Gobierno, Congreso, clase política, empresariado y mentada sociedad civil, pero como en la Torre de Babel, los constructores del porvenir no hablan ni les interesa hablar un mismo idioma.

Algunos centran interés en la escogencia de los miembros de la Junta Central Electoral y las altas cortes, otros desean que se hable de fiscalidad y los menos que se aborde sobre el pacto eléctrico, en tanto que la ciudadanía agrega el tema de la seguridad pública, pero cada quien hala la cuerda en dirección suya.

Tan alta ha sido la dosis de intransigencia que en vez de propuestas surgen imágenes tétricas como la del cadáver de Trujillo en el baúl de un carro o los oscuros presagios de ingobernabilidad si no se hace o se deja de hacer tal o cual cosa.

El Gobierno y el partido oficial deben hacer conciencia de la sensatez, madurez, comprensión y consenso para cubrir su amplia franja de poder, como también la oposición no puede pretender suplantar calidades jurídicas emanadas de la Constitución de la República.

Empresariado y sociedad civil no deberían pretender inscribirse como gladiadores en el coliseo de la lucha política, ni como bufones de ningún circo, porque los poderes fácticos y mediáticos tienen asignados propios nichos en el teatro de la influencia social y ante los poderes públicos.

La sociedad urge el oxígeno de un auténtico diálogo nacional sustentado en el bien común, mediante un abordaje a los urgentes problemas que confronta la nación, en el cual la República esté muy por encima de los intereses políticos, corporativos o personales.

El Nacional

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