Opinión

Palabra devaluada

Palabra devaluada

Desde hacía muchos meses, siempre me preguntaba por qué en mi mente asemejaba la figura del presidente Danilo Medina a la del extinto mandatario norteamericano Richard M. Nixon, mejor conocido como “Dick el Mentiroso” debido al archiconocido escándalo del Watergate.

Sin embargo, el pasado siete de abril encontré la respuesta a esa interrogante.

Y es que -ese día- el primer ejecutivo de República Dominicana volvió a devaluar moralmente su palabra, tal como lo hizo cuando fue a la tumba del insigne profesor Juan Bosch para decir que nunca buscaría la reelección. Peor aún, ahora el compromiso no fue ante el sepulcro de su ex-líder político.

Lo prometió frente a dos de los grupos que lo apoyan en el pernicioso y tortuoso camino reeleccionista que está trillando a costa de traicionar de mala manera y con golpes bajos a su amigo, compañero y presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Leonel Fernández.

De acuerdo al Listín Diario en su página 9-A del viernes ocho de abril, Danilo habría declarado la necesidad de que “mientras más dominicanos depositen sus votos por nosotros, más legitimidad tendrá el próximo gobierno”. De igual modo, le atribuyó decir que éste es su último período de gobierno y que no vuelve más a postularse.

Según la publicación, alegó que las elecciones se ganan en las urnas el día de las votaciones. En otra parte, prometió no ir por un nuevo mandato para que -supuestamente- no crean que en el país nadie ha declinado a su carrera política.

Primeramente, debo recordar que -desde hace más de dos años- he dicho que Danilo le habló mentiras al pueblo y que su palabra ha caído en la devaluación moral.

Como lo hizo para ser candidato en las elecciones de mayo próximo, ya existe un muy exclusivo grupo de funcionarios que está en la orquestación de las cosas que harán nuevamente para modificar la Constitución, en caso de ser favorecidos en esos comicios.

Yo, que soy un simple obrero de la comunicación, he tenido acceso al plan que se fragua en contra de la nación con miras a una tercera repostulación del hombre que se decía incapaz de comerse un tiburón podrido, pero que terminó ingiriendo un par.

El Nacional

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