Opinión

Palabras con luz

Palabras con luz

Por considerar que tiene vigencia, reproduzco la carta que envió el año pasado el ex presidente Hipólito Mejía al presidente y secretario general del Partido Revolucionario Dominicano, Ramón Alburquerque y Orlando Jorge Mera. La carta fue leída en una reunión de la Comisión Política, pero no mereció la ponderación adecuada. 

 La carta dice: “Apreciados compañeros: La crisis de nuestro país se agrava cada vez más. Al encarecimiento de los combustibles, los alimentos, las medicinas, el transporte, se agrega una administración nefasta que ha ido transformando nuestra Patria en un gran mercado clientelista, donde sólo acceden quienes doblan su cuello ante el poder”.

“El país observa con asombro la corrupción, la compra de políticos, la paga de favores, la caridad tramposa que compra dignidades y el gasto monstruoso de un gobierno que sólo busca perpetuarse. Esto, unido al ilusionismo de un presidente que niega, niega y niega, vendiendo sueños imposibles de imágenes desquiciadas propias de un megalómano, ha logrado encontrar la receta más perversa para mantenerse en el poder”.

“Compañeros, todavía no hemos logrado hacer conciencia en grandes sectores del país acerca del mal que se le está haciendo a nuestra Patria. Mientras nosotros discutimos angustiados, el señor del Palacio ríe y sigue repartiendo dádivas, comprando conciencias, invocando ilusionismos y construyendo pirámides en el Metro, mientras centenares de miles de dominicanos están pasando hambre”.

“Y parte de esa terrible realidad es nuestra responsabilidad. Porque no hemos estado a la altura de las circunstancias. El egoísmo, la falta de solidaridad, el mirar por lo propio más que por el bien del país, también nos ha contaminado”.

“Hemos desperdiciado mucho tiempo, numerosas oportunidades, demasiado talento y vocación. Y las oportunidades no son infinitas. El mundo está cambiando y nuestro Partido se está quedando atrás. ¡Qué duro es decirlo, pero qué cierto es! Hoy, en la medida que nos sigamos hundiendo en nuestras prácticas egoístas, nos vemos a ser capaces de convencer a nadie. ¿Qué puede esperar de nosotros un joven que recién comienza su vida? ¿Qué soluciones concretas le estamos dando a la angustia de los pobres? ¿Qué esperanza prometemos para que confíen en nosotros? ¿Quiénes ven en nosotros a los genuinos representantes de sus necesidades y sueños?”.

“Perdidos en luchas, conspiraciones y negociaciones eternas e infructuosas, repetidas como la peor pesadilla, estamos dejando de lado nuestra razón de ser. Ho, ni siquiera somos capaces de representarnos a nosotros mismos. Sin embargo, este diagnóstico triste y oscuro no puede ser motivo de desazón. Nuestra responsabilidad histórica no lo permite. No hay alternativa: Debemos renacer de nuestras cenizas”.

“¿Cuáles son, a nuestro juicio, las condiciones para salir de la crisis? Primero la unidad; segundo, la representación real de las necesidades de nuestro pueblo; tercero, estar lo más preparados posible para solucionar los problemas del país y darle un futuro mejor. ¡Así de simple! Pero no se trata de la unidad detrás de mi o de cualquier otra persona, no se trata de mis necesidades, no es que sean mis ideas las que deben ser seguidas. Se trata de algo mucho mayor. De la unidad de todo el Partido en busca de las mejores soluciones a los problemas que agobian a nuestra gente”.

“En este mundo nuevo, cada vez más complejo y tecnificado, las soluciones debemos buscarlas en nuestras raíces. Ya no valen las recetas del pasado, pero si importan y cada vez más, los principios que nos guiaron al nacer como organización. Con principios, con una orientación ética y moral clara, hay un futuro posible brillante para todos nosotros”.

“Hoy, enfrentamos a un exigente calendario en el cual debemos decidir la renovación de nuestras autoridades, la estrategia para las futuras elecciones, las banderas que levantaremos y quienes serán nuestros representantes. Creemos que lo mejor es que hagamos una pausa”.

“Detenernos para establecer reglas claras, consensuadas e inamovibles que todos respetemos. Detenernos para lograr que cada dirigente sea capaz de explicar las razones por las cuales él no es el mejor candidato, sino su compañero. Detenernos para conseguir que estemos absolutamente seguros de que nuestros planteamientos y propuestas, además de darnos votos, representan un camino genuino para mejorar la vida de cada dominicano y dominicana. ¿Cómo lograr esos objetivos?”. “Tenemos que definir rápidamente como vamos a enfrentar las congresuales del 2010 para aumentar nuestras bancadas. Hacer un programa donde se sinteticen las aspiraciones de los sectores más democráticos de la nación, por el desarrollo sostenido y el crecimiento humano de la sociedad. Este programa debe estar vinculado a una línea de comunicación efectiva que defina los alcances de las orientaciones y su práctica por la toma del Poder”.

“Profundamente convencido de que mi papel en este momento se debe por entero al fortalecimiento del Partido y al apoyo a los resultados del seminario de la Comisión Política, expresados magistralmente por la Comisión Relatora, asumo la responsabilidad de trabajar sin descanso por la unidad y el fortalecimiento de nuestro Partido”.

Esa carta fue entregada a la dirección del PRD el 9 de septiembre del año pasado.

El Nacional

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