Editorial

Paradoja de la vida

Paradoja de la vida

Justo cuando el canciller Miguel Vargas Maldonado reivindicaba ante un foro de Naciones Unidas (ONU) el derecho de República Dominicana a aplicar control migratorio, países y posesiones miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) incrementaron las deportaciones de indocumentados haitianos.

Guyana, Trinidad y Tobago, Suriman y Bahamas han establecido el requisito de visado para ciudadanos haitianos que deseen viajar a esos países, además de aplicar un programa de repatriaciones masivas, que ha sido censurado por autoridades haitianas.

Panamá se sumó al grupo de países de Centroamérica que procuran controlar el flujo de inmigrantes haitianos, al punto que el presidente Carlos Varela pidió al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, apoyar la transición democrática en Haití, como forma de frenar la inmigración haitiana hacia esa región.

En las Bahamas detuvieron a 190 haitianos en una frágil embarcación, quienes de inmediato fueron repatriados, mientras en México fueron apresados más de 500, en tanto que Estados Unidos reportó el ingreso ilegal de más de tres mil ciudadanos haitianos, desde octubre de 2015.

Francia ha pedido a sus posesiones en el Caribe tender un cerco al ingreso de indocumentados haitianos, lo que también emprenden prácticamente todas las naciones de la Caricom, al igual que en Centroamérica, México y en la frontera estadounidense.

Al intervenir en el Quinto Foro sobre Migración, que se celebra en el marco de la Asamblea General de la ONU, el canciller Vargas Maldonado defendió el derecho del Estado dominicano de determinar a quien admite en su territorio, una prerrogativa que ejercen las demás naciones sin recibir ningún tipo de censura.

Los primeros ministros de San Vicente y Granadina, Ralph Gonsalves, y de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, que desde 2014 lideraron la ofensiva internacional de denuncia contra República Dominicana por supuesta represión migratoria contra ciudadanos haitianos, hoy participan en la ofensiva de restricciones y deportaciones que involucra a más de cincuenta mil haitianos. Paradoja de la vida.

Estados Unidos, Francia y Holanda reaccionan alarmados por el creciente flujo migratorio desde Haití hacia sus territorios continentales o de ultramar, por lo que ahora sienten en carne propia un flagelo que hace tiempo agobia a República Dominicana y que tiene sus raíces en el abandono a que la comunidad internacional ha sometido a esa nación.

El Nacional

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