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“Parqueadores” autos se adueñan de las calles

“Parqueadores” autos  se adueñan de las calles

La diligente tarea de procurar un espacio a los conductores que necesitan estacionarse en lugares cercanos a centros de servicios, bares, restaurantes, clínicas y hospitales, conlleva el cobro de entre 20 y 50 pesos por cada vehículo, exigido por quienes se consideran los “propietarios de las calles” de la capital.

En caso de los actos políticos, cultos religiosos masivos, espectáculos artísticos o deportivos, el costo del estacionamiento oscila entre $100 y $200.

Esta práctica ha proliferado a tal nivel que el auto no ha parado en su totalidad cuando aparece alguien con un ticket en las manos cobrando por el espacio de estacionamiento.

Algunos aparecen con chalecos que los identifican como parqueadores, pero sin pertenecer a ninguna compañía legal.
Los conductores que se niegan a pagar por este “servicio” pueden sufrir sus vehículos rayones en la carrocería, pinchaduras en los neumáticos y robo de accesorios.

Las denuncias sobre automovilistas amenazados por ser agredidos por no pagar el costo del estacionamientos en la calle crecen, en medio de las discusiones que esa irregular e ilegal práctica genera constantemente.

En algunos casos, con la complicidad de los parqueadores, los vehículos se pierden.

La semana pasada, Juan Aquilino Moreno fue a visitar a un familiar a un centro médico situado en la avenida Máximo y decidió estacionar su vehículo en una de las calles aledañas a la edificación. Antes de salir del auto había llegó un hombre que le informó que su tarifa por dejarlo estacionar en el lugar era de 100.00 pesos.

Inmediatamente, se inició la discusión entre los dos hombres, que no terminó en tragedia por la intervención de una patrulla policial que pasaba por el lugar.

Esas peligrosas escenas son habituales diariamente en la capital.

Ana de los Santos contó que estacionó su vehículo en los alrededores del Parque Eugenio María de Hostos, en el Malecón, para dirigirse a uno de los establecimientos comerciales de la zona.

“Cuando me estacioné llegaron dos morenos con chalecos color naranja que me dijeron que tenía que pagar cien pesos por dejar el carro en ese lugar y que tenía que pagar por adelantado”, dijo.

“Me atomoricé y pagué de inmediato”, confesó, aunque se quejó de la irresponsabilidad de los dos hombres que a determinada hora de la noche dejaron solos los vehículos por cuyo cuidado recibieron una buena paga.

Y hablando de las noches, estas horas son lúgubres en los alrededores de los centros de diversión, donde son parqueados los vehículos que no encontraron cupo en el parqueo del negocio que se visita.

Un azote habitual

Anteriormente, estos “parqueadores fantasmas” solo eran visibles en los estadios de béisbol o cuando se montaban espectáculos masivos, pero ahora constituyen un azote habitual en cualquier parte y a cualquier hora.

El pago forzoso por estacionarse en plena calle provoca irritación a los conductores que llegan agobiados a sus destinos, producto de múltiples problemas que conlleva transitar por las calles de Santo Domingo.

Los parqueadores son el resultado del desorden que ha significado para el país el enorme y anárquico crecimiento del parque vehicular y el incumplimiento de la Ley de Tránsito y de las normas sobre uso de suelo a los constructores de viviendas, establecimientos comerciales y de servicio.

Pero también, a la irresponsabilidad de las autoridades gubernamentales que conocen de la magnitud y la peligrosidad del problema y no toman la decisión de enfrentarlo.

Las autoridades siguen permitiendo que la mayoría de los dominicanos siga viviendo “como chivos sin ley”.

El regidor del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), Waldis Taveras, señaló que el cobro por estacionarse en las calles es irregular, porque violenta el derecho de los ciudadanos al uso del espacio público.

“Nadie puede comercializar con ese espacio”, precisó.

Recordó que la Suprema Corte de Justicia emitió una sentencia declarando inconstitucional una concepción que hizo a una empresa el ayuntamiento de Santiago para que explotara el espacio público mediante un sistema de parquímetros.

“Esa situación es posible solamente por una falta de autoridad del Gobierno, que tiene que establecer los espacios para los parqueos”, insistió.

El ingeniero Teodoro Tejada, expresidente del Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), afirmó que el 98 por ciento de los establecimientos comerciales y de servicios de la capital no disponen de la cantidad de estacionamientos acorde con el volumen de personas que les visitan, porque son “obras ilegales”.

Atribuyó el problema a la negligencia de Obras Públicas para cumplir sus funciones de vigilar las edificaciones de casas, torres de apartamentos, plazas y otros establecimientos comerciales, para garantizar el correcto uso del suelo.

“El 98 por ciento de los planos de parqueos autorizados por el Ayuntamiento del Distrito Nacional son rechazados en la Dirección de Tránsito del Ministerio de Públicas, porque no cumplen con las normativas”, afirmó el profesional.

Se quejó de que, sin embargo, esa dependencia no vigila para que esas prohibiciones se apliquen.

Tampoco hacen las fiscalizaciones de uso de suelo las oficinas de planeamiento urbano ni los consejos de regidores de los ayuntamientos.

Un Reglamento de Estacionamiento, elaborado por Obras Públicas y aprobado por el ADN, especifica la cantidad de parqueos que debe tener una edificación, dependiendo de la cantidad de metros cuadrados que posea.

Ese reglamento es violado constantemente con la anuencia de las autoridades, generalmente para favorecer a dirigentes políticos, legisladores y alcaldes involucrados con el área de la construcción.

Como consecuencia, las universidades privadas, las grades plazas comerciales, la clínicas, algunas sucursales bancarias, los colegios, los restaurantes y otros negocios carecen de espacio para recibir el cúmulo de vehículos de sus clientes y visitantes, en un país que tiene un vehículo de motor por cada 3 habitantes.

Esa normativa no la cumplen ni las autoridades gubernamentales.

Por ejemplo, recientemente, el ex presidente del CODIA, ingeniero José Espinosa, advirtió que los trabajos de remodelación de la Ciudad Colonial no tendrían el impacto deseado por la ausencia de estacionamientos en puntos estratégicos que permitieran a los visitantes dejar sus automóviles en lugares seguros.

El Ministerio de Turismo, institución a cargo de esa obra, no construyó los estacionamientos a pesar de que existe un reglamento que obliga a cumplir con ese mandato.

Un apunte

Caos en el tránsito de vehículos

Transitar por las calles de Santo Domingo se ha vuelto infernal, a todas horas del día y la noche.

La crisis de autoridad y la debilidad institucional que afectan al país extendieron sus tentáculos a esa área vital de la vida en la ciudad y la Ley 241 sobre Tránsito Terrestre se ha convertido en letra muerta.

Como consecuencia, más de 2 millones de vehículos se mueven en medio del desorden y el caos, provocando a los capitaleños altos niveles de angustia y desesperación, así como la pérdida de tiempo, recursos económicos millonarios y vidas.

Pilar Moreno

Periodista de vasta experiencia en el periodismo educativo y político