Inició ayer jueves con buena asistencia, la proyección en los cines de Pasao de Libras, lo más reciente de Roberto Ángel Salcedo, una propuesta con las características propias del estilo que ha desarrollado.
Las películas de Robertico, a pesar de ser destrozadas por la crítica profesional, muchas veces con total razón, son siempre un éxito de taquilla.
Roberto Angel es un caso especial en el cine local: ha conformado un circuido de producción dentro de la industria del cine criollo, con resultados resaltantes en taquilla, debido a su apego a un “librito” que incluye: temas de mucho interés popular, el empleo de talentos artísticos conocidos (sobre todo por su nombradía en televisión, el teatro o el “stand comedy”), una formidable plataforma de promoción que arranca normalmente cuatro o cinco meses antes del estreno.
Su debilidad principal está en el nivel de los guiones, que siguen apegados al humor coloquial, con sesgos machistas o valores que debieron ser evitados (en producciones anteriores) y la ausencia de una curación internacional de sus guiones.
Pasao de libras, por lo que se vive en los cines de parte del público, proyecta que será un éxito comercial, que de paso aporta esta vez un mensaje social importante: la conciencia sobre la condición clínica de la obesidad, más allá de ser motivo de burla, acoso social o bullying.
Salcedo sigue siendo un trabajador del cine que merece serle reconocida esa condición, una fuente de trabajo para los talentos que involucra y una apuesta segura en la producción de resultados de taquilla. Si mejora los conceptos escritos, completaría el palé.
Quienes gusten de la comedia simple, no complicada, directa y con un buen mensaje, ahí la tienen, en cartelera.
Bajo la producción de Miranda Films y Producciones Coral, “Pasao de libras” cuenta además con las actuaciones de Tania Báez, Joseguillermo Cortines (Memo), Kenny Grullón, Techy Fatule, Johnnié Mercedes, Zeny Leyva y Albert Mena.
UN APUNTE
Prótesis: lo nuevo
Para transformar en tres gordos rotundos a Luis José Germán, Carlos Sánchez y Carlos de La Mota, que se logran en pantalla, sin que se vieran rellenados o artificiales, hubo que dominar el montaje de las próstesis corporales, adquiridas a la medida en Los Ángeles, y hacer cuatro horas previas al inicio del rodaje, una labor de montaje y maquillaje con esos actores, el llamado “pre cal”, para agregar entonces las normalmente 12 horas de rodaje por jornada.
