Opinión

¡Pastoral Juvenil!

¡Pastoral Juvenil!

No es reciente la preocupación de la Iglesia por la Juventud. Pero  creo que la Iglesia ha gastado y malgastado esfuerzos en cautivar, retener y liderear a la juventud con ofertas que no han logrado llenar el alma y el corazón de los jóvenes. Tenemos que  evaluar nuestras “pastorales”. ¿Es correcta y nueva la Pastoral Juvenil que ofrece el Plan Nacional de Pastoral?

I.- Comencemos por afirmar que en este campo el Plan Nacional ha asumido e integrado lo válido y abundante que, desde el primer momento generaron las “bases”. No ha habido diferencia sustancial en cuanto al contenido y su ordenamiento desde la primera Tabulación a nivel parroquial hasta la última plasmada a nivel nacional en el actual Plan Nacional. Si hubo alguna diferencia de un nivel a otro fue para enriquecer y purificar ciertos enfoques que inicialmente adolecieron de superficialidad, simplismos e incongruencias. Vamos a ilustrar ese proceso enriquecedor y purificador, exponiendo lo que se opinó a nivel de “base” por una parroquia de Diócesis y lo que se plasmó en el Plan Nacional de Pastoral.

II.- A nivel, pues, de base parroquial los individuos y las Organizaciones Católicas opinaron: 1) Que la Juventud no creía en las cuestiones religiosas, que los grupos juveniles de la Iglesia adolecían de falta de formación y orientación humana y cristiana, que se había perdido los valores político-económica y el punto de vista de la Iglesia, que la juventud estaba siendo corrompida con las drogas, el sexualismo, las bandas, el alcoholismo… 2) Había, pues, que presentarle a la juventud el mensaje de un Cristo vivo, atrayente y realista, había que  orientar a la juventud para hacerle capaz de evangelizar, había que lograr mayor comunicación de los grupos juveniles entre si y con la Iglesia. 3) Para lograr eso, hay que integrar a los jóvenes en comunidades o grupos juveniles donde puedan realizar su vocación cristiana; hay que crear clubes culturales y deportivos como medio de diversión sana y de la promoción de los valores dominicanos y cristianos. ¡Así opinaron las bases de una Parroquia capitaleña!

Alguien podría objetar que la Conclusión (el n.3) no está plenamente justificada por las premisas mayor y menor (1 y 2). Y así es. Pero ha sido  defecto sempiterno de las “pastorales” juveniles. Diagnosticamos que les falta Dios, Cristo, Fe, iglesia, amor… y les damos Mundo, cultura, deportes,  montañismo, política, diversión, Revolución…

Hay que dirigir al joven por los caminos de la Iglesia, hay que evangelizarlo,  luchar contra la corrupción, unificar los grupos juveniles a nivel parroquial, formarlos cristianamente a nivel familiar, formar jóvenes líderes, crear al joven conciencia de los valores humanos.

Por eso urge: 1) Presentar al joven un Cristo vivo encarnado en su realidad. 2) Facilitar su participación activa en la Iglesia. 3) Orientar los grupos juveniles a vivencias de comunidades cristianas, empezando por el compromiso familiar. 4) Trabajar desde la realidad socio-cultural del joven, llevándole a un compromiso socio-político-económico-religioso, 5) Propiciar en los jóvenes la opción vocacional.

El Nacional

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