Opinión

Patas arriba

Patas arriba

Tiene el país que estar patas arriba sólo porque un senador y un alcalde, ambos del PLD, se resisten a someterse al escrutinio de la justicia? ¿Tiene sentido que un partido asuma tan pesada carga sólo porque a estos felices dirigentes les dé la regalada gana de colocarse por encima del orden legal? Situación, digamos que apocalíptica, que amenaza con aniquilar al partido de gobierno.

La oposición ha emprendido acciones de protestas tomando las calles mientras las altas cortes virtualmente entregan sus tribunales e instancias a la confrontación interna, en un abierto desafío e irrespeto al más sagrado y sublime poder del Estado. En el supuesto de que vivamos en democracia.

Que el presidente de la Suprema Corte haya enfrentado y, en cierto modo, insulte al Procurador General, evidencia un marcado agrietamiento en la cúpula de esta agrupación. La posible reelección del presidente Danilo Medina, y las anunciadas aspiraciones del ex presidente Leonel Fernández como telón de fondo de una trama reducida a las bravatas de dos funcionarios elegidos, acusados de peculado.

¿Estamos, acaso, ante indignantes marrullerías judiciales tratando de evitar condenas factibles, donde las evidencias parecen abrumadoras? La impunidad ha encontrado en las calles –“la calle siempre gana”, escuchamos en la saga de Rápidos y furiosos-, un muro de contención insalvable.

Pero los imputados y sus mentores, ayudados por jueces cómplices, optan por sacarle la lengua al pueblo, al Estado, al representante del ministerio público, al Presidente, a la oposición, a la Iglesia, a la sociedad civil y al empresariado.

Nadie puede negar que el enrarecido clima propiciado por esta situación llegue a quebrantar la gobernabilidad, en la forma más variada y riesgosa. Las apelaciones a los autos de no ha lugar son un alivio y retorna la esperanza donde todo parece estar pedido.

Explica y justifica, asimismo, el incremento de las protestas, y convoca a la dirigencia del PLD a una revisión de su estrategia en torno a los procesos en cuestión. El anunciado Comité Político del PLD estaría obligado, en consecuencia a deponer actitudes con miras a los comicios que se avecinan.

Les urge, suponemos, discutir y cuestionar el hecho deplorable de que su presidente siga ignorando las consecuencias de las protestas y manifestaciones de repudio a dos o tres de sus principales dirigentes. Y, lo que es peor, aceptar la culpa del deterioro del sistema judicial, planteado como una realidad innegable.

La mala administración de justicia deviene siempre en inseguridad jurídica con efectos extremadamente dañinos para la tranquilidad, para el orden social y, sobre todo, para la inversión extranjera.

La cita del día 19 del mes en curso es, pues, crucial para el PLD, ante el dilema de imponer la impunidad protegiendo a presuntos corruptos, el retorno de Leonel Fernández al poder y su permanencia. Por lo visto, esta fuerza parece estar arrastrando al país a su propia crisis interna.

El Nacional

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