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Patricia Gamundi, un mundo que fluye

Patricia Gamundi,  un mundo que fluye

Lluvia en la sangre y el alma, sencillez compleja de mirada fija, transparencia. Claridad. Abanicos de mar, caracolas de formas mixtilíneas, azules, verdes, rojos, amarillos del sol y de la vida. Líneas de fuego y de sal que se desangran acariciando la imaginación con memorias ancestrales de playas coralinas aún no descubiertas. Larimar y ámbar en cada curva y contracurva, en cada línea que se retuerce buscando el ascenso hacia el cielo por tocar.

Luz, mucha luz, resplandor del trópico y brillo de una estética limpia, previamente liberada de dolor, vacío o rabia. Iluminación portadora de una catarsis inversa que se purifica de lo grotesco, de lo bajo, de la angustia y la impotencia para crear un universo que nos invita a penetrar en él, a bailar dentro de él, a dibujar en nuestros labios la más feliz de las sonrisas, sumergiéndonos en la magia de lo puro para salvar y salvarnos del bestiario cotidiano.

Entre la flora y el mar se desliza nuestro espíritu en el mundo de Patricia Gamundi. La fuerza fluida del agua, esa que vence al fuego y que horada la piedra, se percibe en cada imagen femenina representada, donde se aprecia una dicotomía entre la firmeza de la mirada y la suavidad del gesto de sus mujeres, compañeras de destino, manifestaciones de sí misma, niñas aún no tocadas por el miedo.

Una Virgen humanizada que se invoca como madre y protectora, mece desde el lienzo con dulzura nuestra fe y nuestros sueños, con el mismo amor que acuna al niño Dios de su regazo.

Obras sencillas se hermanan con otras que se abarrocan, las líneas predominantes en su universo artístico, ocasionalmente se diluyen formando manchas de color, como se disuelve la conciencia en la inmensidad del todo. La vida, los sueños, la paz y el amor hacen su cita con la vida real a través del reflejo de una obra talismán que nos libera del dolor y del olvido.

En el universo de Patricia los objetos artísticos engendrados van desde la pintura, el dibujo hasta la fotografía y en ellos se mezclan la Academia y el Realismo con lo curvo, natural y policromo del Art Nouveau, percibiéndose también exploraciones, por rutas divergentes, hacia el Surrealismo y el Expresionismo Abstracto.

Lo femenino, el óvalo rafaelesco de los rostros, se equilibra con el predominio de lo vertical y de lo ascensional de la composición; la línea y el color crean, sin dudas, una simbiosis perfecta que conduce al placer estético.
Un país de Maravillas como el de Alicia del otro lado del espejo, en definitivas, es el Mundo creativo de esta artista, al que se llega atravesando la puerta de los sueños, que queda tan cerca y tan lejos de cada uno de nosotros.
Para llegar a ella debemos, como el caballero del Libro de Fisher, liberarnos de nuestra oxidada armadura y volvernos niños, y empezar a andar, ligeros de carga, solo con nuestro yo por compañía.

De esa forma podremos sentir y vivir la creación artística de Patricia, nacida en La Vega, profesora, pintora, dibujante, fotógrafa, amante del vuelo de las aves y de la espuma del mar, antillana, artista que ha buscado siempre la autosuperación, estudiando artes publicitarias, artes plásticas y visuales. Es profesora desde del año 2002 de la Escuela Nacional de Bellas Artes, actual ENAV.

En el 2012 se convierte en licenciada en Artes Plásticas de la UASD y a partir de esa fecha hasta el 2014 realiza estudios de postgrado en Artes Visuales.

Patricia no solo ha participado en importantes exposiciones nacionales como la recién celebrada en La Vega “Hecho aquí” entre mayo y julio del 2018, sino que es conocida internacionalmente exponiendo en el 2014 en Essex Art Center en Massachusetts junto a otras destacadas artistas.

También en 2016 estuvo en la exposición de Artistas Iberoamericanos en Jadite Gallerias en Manhattan con 10 obras de su “Serie de mundos paralelos”. Ha recibido diferentes reconocimientos por su obra tanto a nivel nacional como internacional.

La artista no olvida las enseñanzas de sus maestros y se ha convertido a su vez en formadora de nuevos creadores del dibujo y de las artes plásticas en general. De esta manera, su obra no se queda en lo aprendido, en la caverna de la copia de copias, sino que se libera de las sombras y busca la libertad, el crecimiento y la trascendencia en un acto ritual de acercamiento al bien como fuente y origen de lo bello y de lo verdadero, para así continuarse reafirmando en el imaginario artístico de lo mejor de la plástica dominicana actual.

La autora es crítica de arte, profesora de la UASD y coordinadora de la Cátedra de Historia del Arte.

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