Opinión

Pecisamente

Pecisamente

“Vida y muerte le ha faltado a mi vida…”. Era esta una de sus frases favoritas. Decía que le habían ocurrido pocas cosas, que casi todo lo había leído. Era un hombrecito tenue y abnegado, de modales tan suaves, tan dulces y modestos en su andar que casi todo se podía pasar y inadvertidamente a través de él en la calle.

Acerca de su propia obra, decía que no sabía si pertenecía al realismo o a la literatura fantástica. La misma está cargada de hipótesis filosóficas. Se consuela de la privación de su individualidad postulando la eternidad de la literatura en la que: ”El sueño de uno es parte de la memoria de todos”.

Sin embargo, su vida transcurrió entre cosas simples: El pan y la sal, las estaciones, el arte de la amistad, el gusto de el café, el sueño, el hábito y el olvido.

Vivió soltero casi toda su vida, y contaba la leyenda que lo envolvía, que había amado a una mujer en su primera juventud, que la había perdido y que a partir de entonces decidió: ”Ofrecerle la amargura de un hombre que ha contemplado largamente la luna solitaria”, ”La nostalgia me persiguió por todas partes como una bruma y en realidad, a pesar de mis largos viajes por tantos países lejanos, no vi nada o casi nada, sino el rostro de aquella muchacha de buenos aires”.

Muchos llegaron a preguntarse si este hombre existía realmente o si era sólo un fantasma en la mente del lector. No sé sabe a ciencia cierta si fue él quién escribió sus libros o si sus libros lo escribieron a él. Así pues, siguiendo la tradición de la magia y la fantasía que envolvieron su vida… Así, Jorge luis Borges no ha muerto… él mismo se ocupó durante su tránsito de diluir su materialidad para hacerse inmortal.

Obsequiaré un CD sobre un intercambio de impresiones entre él y yo, a las primeras cinco personas que lo soliciten, escribiendo para ello  a mi correo, que es: cesarpichardo1@hotmail.com.

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