Opinión

Pecisamente

Pecisamente

El carnaval es una manifestación cultural que recoge las formas especificas de expresión de la alegría de cada pueblo.

El carnaval tiene una tradición mitológica que se pierde en el tiempo.

Pero también reserva una tradición cristiana mezclada con manifestaciones agradablemente paganas.

Desde épocas remotas, el hombre identificó el comportamiento de sus alegrías con dioses que construyó su fértil imaginación.

A esos dioses, cada pueblo tuvo su manera de rendirles reverencia en función de lo que fueron sus costumbres y sus patrones culturales.

Así, vemos como en los países asiáticos los sacerdotes rendían culto a Buda realizando grandes ceremoniales en los que primaban los colores vistosos y las mascaradas.

Todavía para este tiempo, numerosas tribus africanas conservan determinadas fechas para realizar sus fiestas de comparsas, bailes y otros regocijos bulliciosos.

En la tradición cristiana, se llama carnaval a los tres días que preceden al Miércoles de Ceniza.

Cada año y para estos días, los dominicanos, y con nosotros muchos pueblos latinoamericanos, dan rienda suelta a sus deseos de diversión.

Encuadran estas fiestas de carnaval en sus propias tradiciones con festivales de belleza, diablos cojuelos, comparsas, mascaras en medio de una agradable orgía de sanas contenturas.

Un pueblo que ríe por temperamento, como es el pueblo dominicano, se muda a hora a las calles de la ciudad capital y del interior del país para unirse al regocijo del carnaval.

El Nacional

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