Opinión

Peña Gómez, olvidado

Peña Gómez, olvidado

Dudo que otro dominicano haya luchado más por nuestra democracia que el doctor José Francisco Peña Gómez. Estuvo presente en todas las epopeyas que se escenificaron desde el 5 de julio de 1961, fecha en que llega la avanzada del PRD al país, hasta su muerte, el 10 de mayo de 1998.

Peña jugó un rol protagónico en la Revolución de Abril de 1965, desde el mismo día 24, cuando desde el Programa Tribuna Democrática, órgano radial del PRD, llamó al pueblo a tirarse a la calle para acompañar a los militares constitucionalistas y dar término al gobierno del Triunvirato y reponer en la Presidencia de la República al profesor Juan Bosch, quien había ganado las elecciones del 20 de diciembre de 1962.

Fue Peña Gómez el líder político más importante en hacer frente al terror político de los famosos 12 años de gobierno del doctor Joaquín Balaguer. Durante esa etapa fue objeto de múltiples atentados criminales. Y fue el arquitecto que diseñó la estrategia para el triunfo electoral del PRD en los comicios de 1978, estableciendo relaciones internacionales que impidieron todo intento por desconocer los resultados de la voluntad popular.

Su origen, su carisma, su oratoria y capacidad de persuasión y de convocatoria lo convirtieron en el líder más poderoso de los segmentos empobrecidos de la sociedad dominicana, por lo menos para el autor de este artículo.

El éxito de los mítines que celebró en la Plazoleta del Puente de la 17 estaba garantizada sólo con la asistencia de personas de los barrios aledaños, Gualey, Guachupita, La Ciénega, Los Guandules, 24 de Abril, Simón Bolívar y Capotillo.

Era un líder natural. Nunca tuvo que usar su cartera para conquistar el respaldo de un dominicano. Honesto, muy honesto, tan honesto como Juan Bosch, pero Peña Gómez fue un hombre de color y ha sido un gran discriminado.

Si Peña tenía algún defecto, ese defecto era la ingenuidad. Creía mucho en la gente y nunca se dio cuenta que en su propio entorno había mercaderes y hasta delincuentes.

Desde que murió ese extraordinario líder, hubo gente cercana que se dedicó a buscar dinero. Su adorado PRD fue desvirtuado, destruido y su legado traicionado. Ya nadie habla de sus grandes méritos políticos, porque todos sus méritos son sumados por muchos dominicanos al profesor Bosch, quizás para hacerse graciosos con el PLD, cuando a fin de cuentas el PLD a quien emula en sus prácticas es a Balaguer.

El Nacional

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