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Periodista Héctor Minaya pone libro en circulación

Periodista Héctor Minaya pone libro en circulación

El Nacional
El presidente de Estados Unidos, Theodoro  Roosevelt, aprovechó una crisis en la deuda externa de la República Dominicana en el 1904, para elaborar y presentar al Congreso la doctrina imperialista conocida como “Corolario Roosevelt”, que fue implementada con la ocupación de las aduanas dominicanas en 1905.

Así lo afirma el periodista Héctor Minaya, asistente de redacción de El Nacional,  en el libro “El Imperio nació en RD”, que puso a  circular anoche en el Teatro Nacional.

La obra fue presentada por el periodista Félix Morillo, y asistieron José Ovalles, Juan José Encarnación, entre otras personalidades. Fue notoria la ausencia de un representante de la Feria del Libro, pese a ser invitados y tener conocimiento del acto.

Según el autor de la obra, la  motivación era impedir el crecimiento de la dominación europea en el continente americano, especialmente de Alemania, así como la retirada final de todas las potencias europeas de América.

“Fundamentada en la necesidad de resguardar a Estados Unidos, el presidente Theodore Roosevelt transformó, ampliando el campo de la Doctrina Monroe, hasta abarcar e implementar una política de freno y radical expansionismo en el Continente americano”, observó Minaya.

Abundó  que esas convicciones  fueron presentadas al Congreso estadounidense por el presidente Roosevelt en dos discursos, el primero el 6 de diciembre de 1904 y el segundo  el 5 de diciembre de 1905.

Significó que la aplicación de esta doctrina se hizo mediante una Convención firmada el 7 de febrero de 1905 y tramitada el día 15 de ese mes al Congreso estadounidense.

Sin embargo, señala, que debido a la demora del Congreso estadounidense en conocer esa Convención, fue necesaria la autorización, a través de una Orden Ejecutiva del presidente Roosevelt, de un modus vivendi para de hecho poner en vigor los términos del protocolo, que contemplaba, entre otras cosas, la designación por parte del presidente de Estados Unidos de un receptor de Aduanas que se encargara del recaudo de los ingresos por ese servicio.

De los valores recaudados por el receptor, el 55 por ciento iba al pago de la deuda externa y el 45 por ciento al Gobierno dominicano.

El libro explica que la actuación del presidente Roosevelt se debió a “La  presencia en forma amenazante en el 1904 en el antepuerto de la ciudad de Santo Domingo de los buques Giovanni Baussan, de Italia; Vinetta, de Alemania; De Ruyter, de Holanda y Tage, de Francia, así como de otras naciones que rondaban en la costa Norte, desde Puerto Plata hasta Montecristi”.

Esto sirvió al gobierno estadounidense para acudir en “ayuda” de la República Dominicana, bajo el temor de que existiera un convenio entre las naciones europeas, cuyos buques se hallaban en aguas dominicanas, en el sentido de que una de ellas, posiblemente Alemania, se hiciera cargo por la fuerza de la administración de las Aduanas dominicanas, dijo.

Refirió que los alemanes habían construido un imperio en Asia, África y en el Sur del Pacífico y estaban considerando la posibilidad de comprar las reclamaciones de las deudas españolas, belgas e italianas, con miras a obtener el dominio de la República Dominicana para ocupar sus aduanas como garantía para el pago de esas reclamaciones.

 Sin embargo, dijo Minaya, “Roosevelt actuó rápidamente y en un mensaje al Senado anunció su doctrina de intervención, planteando entre otras cosas, de que EEUU se haría cargo de la recaudación de los derechos de aduanas dominicanas, para efectuar una distribución equitativa entre los agentes y gobiernos que reclamaban el pago de los títulos financieros”.

El interés de Estados Unidos, según Minaya, era además de política y comercial, la localización estratégica del país en el  centro del continente.

El Nacional

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