Durante la extraordinaria celebración en el país del Día de la Virgen de la Altagracia, el 21 de este mes, y a la víspera del bicentenario del natalicio de Juan Pablo Duarte, las máximas autoridades de la Iglesia Católica y diversos sectores de la opinión pública, clamaron por el cese de la violencia y los feminicidios en el país.
Sobre el particular se pronunció el cardenal Nicolás de Jesús López Rodriguez, varios obispos y sacerdotes y, dado su interés de enfrentar los retos que tiene la República Dominicana, incluido obviamente- el de la delincuencia y los feminicidios, al salir de la misa en la Basílica de Higüey, el presidente Danilo Medina anunció que el Gobierno iniciará pronto un plan nacional para disminuir la violencia y la delincuencia común, apoyándose de programas permanentes de educación, salud y asistencia social, que reducirán la pobreza y elevarán los niveles de vida.
El jefe de Estado informó que desde hace tiempo se propone trabajar en contra de la pobreza y disminuir la desigualdad, habida cuenta de que si se mejora la calidad de vida de la gente, construyendo una sociedad más homogénea, el país tendría un clima de paz colectivo.
El país vive una espiral de violencia que provoca desasosiego y preocupación.
La criminalidad, los feminicidios y la violencia a todos los niveles han tratado de arropar a una parte de la República Dominicana en los últimos tiempos.
De hecho, en el país existen más de 800 mil armas de fuego y blanca en manos de la población civil con las que se han segado la vida a unas 3 mil 700 personas en los últimos 10 años.
Del 2002 hasta la fecha casi a diario una persona es asesinada aquí, y más dos son víctimas de heridas de gravedad con armas de fuego o blanca. Suicidios y homicidios ocupan el primer lugar con un 56%- entre las causas de mortalidad en el país, de acuerdo con informes oficiales.
Esperemos y respaldemos todos el Plan Nacional Anti-Violencia y Delincuencia Común, a los fines de que el mismo tenga el éxito deseado.
