Opinión

Plan Nacional de Pastoral

Plan Nacional de Pastoral

En el Plan Nacional de Pastoral hay muchas cosas que, aunque no hayan sido declaradas “prioritarias”, no dejan por eso de ser las más primarias y fundamentales. Es necesario saber bien eso para no convertir el plan en un mero “comodín” de criterios o gustos pastorales y de intereses y pragmatismos apostólicos. El plan no viene a subordinarse a fines meramente culturales, históricos y sociológicos.  Viene a ayudarnos a conseguir para nuestra Iglesia lo que desde el Vaticano II y desde los sinodos muntiales, que le interpretan y ejecutan, se viene pidiendo para la Iglesia Universal.

I.- Tal vez muchos pastores y agentes de pastoral minimicen en exceso el Plan Nacional de Pastoral. Y a veces, los Movimientos Supraparroquiales y supradiocesanos y supranacionales han contribuido a crear esta actitud minimalista con respecto a los “planes” en muchos de los responsabilizados, a nivel de “bases” de las iglesias “locales”. Ningún párroco, sobre todo, puede caer esta actitud minimalista con respecto a los “planes” en muchos de los responsabilizados, a nivel de “bases” de las iglesias “locales”. Ningún párroco, sobre todo, puede caer en una actitud semejante. Y con él y por él ningún otro agente que quiera usar como colaborador. Los “planes” pastorales aún cuando tengan nivel nacional y diocesano, han sido hechos previa consulta a las “bases”.

II.- Hay otros muchos activistas de la pastoral sacerdotes o laicos, que idealizan demasiado los planes haciéndolos símbolo y expresión expecialisima de la autoridad magisterial y pastoral de los obispos. Hay que obedecerlos y cumplirlos a la “letra”, sin “glosa”, sin glosa”. Y la letra del plan les hace actuar sin “espíritu” y sin “el Espíritu”. Y la estrategia y política del plan les incapacita “comprender que muchas iglesias e instituciones y movimientos venían realizando eso y mucho más desde muchos años antes que surgiera el plan. Y que el plan mismo se ha nutrido de esas “realidades” y experiencias, dado que se fue formando de “abajo hacia arriba”, por medio de consultas a las bases y reuniones con las bases.

III.- Tenemos, pues, que reflexionar mucho sobre lo que el plan  presenta en la primera parte (que siempre estará antes de la Tercera) en todo lo referente al “marco referencial”. Hoy me interesa resaltar algo más lo que se refiere a la “realidad pastoral”. Da por supuesto  que “existe” una realidad “pastoral”. El plan, pues, no se enfrenta a una iglesia en “tabula rasa”,  bajo cero en todo. La “realidad pastoral” de la iglesia dominicana, aunque presentada  someramente en dos numeritos (13 y 14), hay que conocerla mejor, para ver en que hay que purificarla o reforzarla o aceptarla. Y temo que eso no se ha hecho seriamente en las reuniones que se  hacen a partir de septiembre de 1983, en orden a aplicar el plan. Se quiere medir a todos por el mismo patrón. O se quiere desvalorar “pastorales”bien acreditadas desde hace años. O se quiere presionar y propagandear unas pastorales con preferencia a otras. ¡Por favor, más respeto al Espíritu Santo que es quien rige a  la Iglesia! Y ésta no va a “nacer” hoy de un plan.

El Nacional

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