Opinión

Plantas a carbón

Plantas a carbón

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El día viernes 22 de abril 2016, el Palacio Nacional se iluminó de verde, no para protestar contra la impunidad, sino a propósito de la entrada en vigencia del Acuerdo de París sobre cambio climático, suscrito por 195 países, que se comprometieron a reducir en un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero; promover una transición hacia una economía baja en emisiones y reducir el calentamiento global.

República Dominicana, signataria del acuerdo, ocupa el lugar número 8, entre los países considerados de alto riesgo por los efectos del cambio climático. A pesar de contar con fuentes inagotables de energía limpia como son los vientos y 365 días soleados, solo el uno por ciento de la energía tiene estos orígenes, un 15 por ciento por las hidroeléctricas y el resto a través de combustibles fósiles, importados a muy altos costos.

Alrededor del 40 por ciento de la energía que se produce en el mundo provienen de plantas a carbón, sin embargo por sus costos, efectos contaminantes y su impacto en la salud de la población, desde el año 2000 esta tecnología ha mantenido una tendencia a la baja, prometiendo convertirse en una especie en extinción.

Países industrializados como China y Alemania están dando pasos significativos para cumplir las metas. Sin embargo el entusiasmo de Obama no es igualmente compartido por Trump quien prometió rehabilitar el sector de la minería de carbón que ha bajado de 700,000 empleos en 1923, a 225,000 en 1980, y solo 86,000 en 2016. (Otra falsa promesa de campaña).

“Quemar carbón contamina”, eso lo saben los técnicos que asesoran al Presidente, quienes inicialmente propusieron que Punta Catalina produjera energía a través de gas natural, sin embargo, dudas infundadas sobre: no garantía en el suministro de gas; prisa por acabar con los apagones; y búsqueda de fondos para la reelección, determinaron abandonar esta primera opción.

Cuando termine el idilio con Odebretch y se abra una nueva oportunidad para negociar la terminación de las plantas, será la ocasión para volver al raciocinio y convertir estas plantas a gas.

El Nacional

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