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Pobres millonarios: es historia socialmente emotiva

Pobres millonarios: es historia socialmente emotiva

Pobres millonarios es la historia socialmente más emotiva y la mejor contada dentro de los parámetros del “Cine Salcedo”.

La comedia imperfecta que se estrena este jueves no es copia o plagio de nada aun cuando tiene evidente coexistencia temática con otras producciones que tratan el tema del rico que se ve hundido en la pobreza. Toma distancia de Nosotros los Nobles, con la que coincide en el no tan exclusivo tema de una familia que pasa de los millones a la pobreza. El abordaje fílmico es distinto y no debe incriminarse al joven director y guionista de Miranda Films.

Pobres millonarios no ganará premios en festivales de arte, no será acogida unánimemente por la crítica que mantiene con Roberto Ángel una mala y hasta pésima relación desde hace muchos años , por la persistencia de este artista en esquemas de cine superados: televisión vestida con las prendas prestadas del cine, los chistes basados exclusivamente en la palabra, sesgos machistas y discriminadores que se dejan sentir a cada tanto, exceso de mujeres manejadas más que todo por su cuerpo, en buena proporción resultado del bisturí, otra herencia envenenada del mundo televisivo la producción de cine de Salcedo.
De hecho las actuaciones mejores (María Castillo, la dueña del salón y la criada de los “millonarios”) son las mejores actuaciones femeninas, y no apelan a impresionar con cuerpos y curvas.

El talento de Manolo Ozuna en cada línea provoca la risa, tiene impacto y de seguro será un factor de atracción a la boletería. Pero no basta con eso. El camino que parece marcar Salcedo, debe profundizarlo.
Salcedo no renuncia por completo a estos aspectos por lo que tienen presencia odiosa en el metraje, pero hay que reconocer que prima un empeño de hacer cine y entregar una historia aleccionadora. Ese es su éxito.

En Pobres millonarios, a pesar de la novedad que señalamos, persisten parte de esos factores.
La comedia de Roberto Ángel Salcedo comporta un abordaje mucho más cinematográfico en el cual resaltan escenas barriales que debieron demandar un empeño de cine que tiene conciencia de sus recursos y los llama a pantalla.

Salcedo enfrenta un esfuerzo de producción que supera los esquemas televisivos a que nos tenía acostumbrados. Su escena pre-final es una muestra excepcional y esperanzadora.

Su principal valor es una combinación de elementos positivos: las actuaciones de Ozuna (creemos que sub-utilizado porque cumple sus deberes como pieza lúdica, hace reír al extremo, agolpará la gente en las taquillas, dejará buen resultado en sus ventas, pero ojo…está lejos de ser perfecta, y persisten en su estructura.