Opinión

Pobreza y violencia

Pobreza  y violencia

Susi Pola

Dos conmemoraciones internacionales importantes anteceden a este martes, el domingo, el Día de la Alimentación y ayer lunes, el Día para Erradicar la Pobreza. La primera, convocada por la FAO, al recordar su fundación en 1946; y la segunda, establecida por la ONU, desde 1993, para recordar que hay que poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.

La secuencia de estas dos fechas no dejan dudas sobre lo oportuno de que se junten en el tiempo, porque van en la misma dirección, que la pobreza y el hambre se mantienen abrazadas, sostenidas por las grandes desigualdades en la redistribución de las riquezas.

Y la mayoría de las personas en el mundo que viven en pobreza, son mujeres, más del 70%, de acuerdo a los datos de la ONU, es decir, que aún siendo la mitad de la humanidad, dos tercios de ella, son mujeres pobres. La discriminación, como principal factor de la pobreza, impacta sobre todo a las mujeres, sin el mismo acceso que los hombres a los recursos y medios de producción.

No podemos ignorar que la pobreza para las mujeres, es a la vez causa y consecuencia de la violencia y las que sufren violencia física, sexual, psicológica y de tantas otras maneras oficiales, pierden ingresos y capacidad productiva, por lo que la violencia contra la mujer, también empobrece a sus familias, comunidades y sociedades.

En nuestro país, al igual que en el mundo, las cifras dicen que la pobreza es femenina y las mujeres y niñas dominicanas en pobreza, son altamente vulnerables a las violencias basadas en el género en su contra, lo que está en la raíz de las cifras sostenidas de maltrato y de feminicidio. Nuestras niñas pobres, están expuestas a la violencia y explotación sexual, a embarazos prematuros que les cuestan la vida y si no, perpetúan patrones de pobreza, hambre y vejaciones.

No hay ni que dar cifras porque eso es lo que se acostumbra desde el enfoque teórico de nuestras instituciones oficiales que conforman el gobierno, ya lo sabemos que los datos nos ponen en desventaja a mujeres y niñas en la pobreza y el hambre en la R. Dominicana.

Y esas cifras, que ayer y antes de ayer abundaron, dicen del “desafío” de nuestros gobernantes frente a la realidad de las dominicanas, un enfoque debido que no acaba de asumirse, porque la misoginia está entronizada. Y hay que saber que, si no se cambia de visión y no se ve a las dominicanas en su realidad, no hay ninguna democracia!

El Nacional

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