Opinión

Poderes, partidos y sociedad

Poderes, partidos y sociedad

Rafael Tomás Jaime

Los partidos y los miembros de los poderes del Estado actúan presionados por los poderes fácticos, de personalidades y grupos de presión, que imponen las agendas sociales y políticas, lo cual nos tiene metidos en la grave situación actual, en la que los organismos internacionales y gobiernos extranjeros influyen en nuestras decisiones.

Eso es peligroso y hay sectores que creíamos de avanzada que se prosternan y no han sido capaces de tomar las iniciativas correspondientes.

Por eso, hoy tenemos a un Danilo Medina con alta popularidad mientras hace poco por resolver los principales problemas del país, pese a lo cual hay quienes le ensalzan y elevan, incluso comunicadores, que al igual que muchos políticos desvían la lucha hacia objetivos fuera del verdadero interés popular. Es lamentable. Seguirán imponiéndonos los temas y políticas.

Cuando eso ocurre los poderes fácticos e intereses espúreos se imponen, al igual que las direcciones políticas sin norte y sin un interés netamente nacional y sin alto sentido popular, como en la llamada “Primavera Árabe”, que quisieron reeditar en Venezuela con las supuestas manifestaciones populares a pocos meses de instaurado el gobierno de Nicolás Maduro; Correa lo truncó en Ecuador al enfrentar la rebelión policial, igual hicieron Dilma y el PT en Brasil frente a las movilizaciones y saqueos contra los juegos olímpicos, así como Evo en Bolivia, que enfrentó a grupos que desarrollaron jornadas de huelgas durante varias semanas, y la misma Cristina Fernández en Argentina tuvo que enfrentar ese tipo de expresiones, impulsadas por grupos financiados desde el exterior.

En todos los casos, los movilizados ligaban problemas sociales y económicos no resueltos como táctica para sus verdaderos fines estratégicos, que eran provocar convulsiones que dieran al traste con gobiernos desafectos geopolíticamente a los Estados Unidos o que ya no les servían para garantizar sus intereses.

Si algunos medios de comunicación y grupos de presión, incluso vinculados al Gobierno, continúan imponiendo a los partidos los temas en la agenda social y política, se distorsiona la lucha por las reivindicaciones del pueblo y se estaría contribuyendo a que nos gobierne más de lo mismo y se beneficie el proyecto reeleccionista.

El Nacional

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