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¿Por qué bajan la intensidad de luz en los aviones?

¿Por qué bajan la intensidad  de   luz en los  aviones?

Entras, buscas tu asiento, ubicas tu maleta de mano en el compartimiento de arriba, te sientas y ya estás listo para volar.
Y, si observas lo que ocurre a continuación, después del saludo del capitán, y la explicación de qué hacer en caso de emergencia, notarás que cuando el avión se prepara para despegar, baja la intensidad de las luces dentro de la aeronave y no se vuelven a encender hasta más tarde.

¿Sabes el porqué?

Si pensabas que era para garantizarte un buen descanso, estás equivocado.

La finalidad de esta medida es hacer que la visión de los pasajeros se ajuste más rápidamente a la oscuridad, en caso que se necesite hacer una evacuación de emergencia.

“Imagínate estar en una habitación desconocida llena de luz, llena de obstáculos y alguien apaga la luz y te pide que salgas rápido de allí”, explicó el piloto Chris Cooke a la revista Time.

Al atenuar las luces de la cabina, los ojos de los pasajeros se van adaptando y, en caso de accidente, resulta más fácil dirigirse hacia las salidas de emergencia en medio de la oscuridad o el humo.

Como el ojo demora cerca de diez minutos para adaptarse a la oscuridad, cuando se pasa de un ambiente iluminado a uno oscuro, ganar tiempo, en una situación de peligro, resulta crucial.

Visibilidad

Por otra parte, en la semioscuridad las señales de salida iluminadas se hacen más visibles, y los pasajeros pueden así mantener un sentido básico de orientación.

El procedimiento se repite en el aterrizaje, que es el otro momento crítico de un vuelo.

Mantener las persianas de las ventanas levantadas durante el despegue y aterrizaje es también parte de la misma estrategia de seguridad.

Esto les permite a los miembros de la tripulación evaluar las condiciones exteriores para planear velozmente una evacuación (como por ejemplo qué puertas deben utilizar).

Y, al personal de emergencia fuera del avión, le permite ver dentro de la cabina y evaluar la situación.

Seguridad

Probablemente has escuchado que volar es más seguro que ir en auto. Es un hecho que hay más accidentes automovilísticos que aéreos. Pero cabe la duda, sobre todo cuando recordamos que un avión desafía la gravedad y luego pasa horas en el aire a 9,000 metros de altura, mientras que el auto se queda con sus cuatro ruedas pegadas al asfalto.

Los aviones de hoy en día son unas de las máquinas más seguras jamás creadas y están diseñados para seguir funcionando incluso si las cosas salen mal.

Un Boeing 747 cuenta con cuatro motores, pero puede aterrizar con uno sólo en el caso improbable de que los otros tres fallen.
Para algunos, embarcarse en un avión es casi un acto de fe. Sin embargo, hay numerosos sistemas que nos cuidan mientras estamos en el aire.

Tripulación

La tecnología juega un papel vital, pero también los pilotos, que son altamente calificados. En los vuelos comerciales siempre hay dos pilotos que prestan atención a lo que hace el otro. Antes de despegar, revisan la aeronave externamente y ponen a prueba los sistemas de alerta internos. Nada se hace sin un acuerdo entre los pilotos.

La seguridad de la aeronave y de los pasajeros es de suma importancia para ellos, por lo que siguen procedimientos muy específicos.

En una fase crítica, como el aterrizaje, los pilotos evalúan constantemente la seguridad. El aterrizaje se puede abortar en cualquier momento antes de que las ruedas toquen la pista.

Los pilotos tienen entrenamientos de actualización cada seis meses, con simuladores.

Una de las mayores mejoras en la seguridad de vuelo en los últimos años ha sido la adopción generalizada de una cultura de seguridad abierta y honesta en la industria de la aviación.

Los pilotos reportan sus errores sin temor a represalias para que otros puedan aprender de sus experiencias. De vez en cuando ocurren accidentes aéreos, pero en realidad, son muy poco frecuentes.

El Nacional

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