La radio y la televisión están inundadas de propaganda falsa de aspirantes a diputados y senadores que prometen resolver los problemas del país de alcanzar esos puestos.

Parecería que esos precandidatos desconocen las funciones del Congreso y la lucha de intereses que allí se libra, reflejo casi siempre de las directrices de las organizaciones que representan.

Acabar con la miseria, con la insalubridad; construir caminos y carreteras, aumentar los salarios de los servidores públicos y privados, son parte del rosario de demagogia de los precandidatos a esos puestos electivos.

Con sus promesas esos precandidatos darían la impresión de que su llegada al Congreso Nacional sería la panacea para resolver todos los males de la República Dominicana.

La realidad

Muchos legisladores actuales están frustrados, porque pensaron, igual que los precandidatos de hoy, que desde su curul iban a transformar el país y han chocado con la dura realidad de que estaban soñando.

Los proyectos de interés nacional son conocidos primero en la dirección de los partidos y luego por el Congreso.

Los legisladores reciben las líneas que les trazan sus partidos sobre la aprobación de un determinado proyecto.

Los partidos mayoritarios son financiados con aportes del sector privado, quienes esperan al final ser recompensados.

El Código Monetario y Financiero duró casi 10 años en el Congreso Nacional y se aprobó sólo cuando los sectores económicos se pusieron de acuerdo.

Otra muestra es el Código de Trabajo acordado por los partidos y los empresarios y cuando 12 peledeístas cuestionaron el proyecto, inmediatamente fueron expulsados.