Opinión

PRECISAMENTE

PRECISAMENTE

La enorme inversión a la que se ve sometida la familia dominicana por desear educar a sus hijos es un abuso insoportable. Los salarios no alcanzan. Los aumentos en los libros de texto, y lo que representa enviar a los muchachos de regreso a clases, bien presentados y adecuadamente equipados, implica un sacrificio cada vez mayor.

La realidad es que la mayoría de los padres no tienen dinero, lo que despierta un pánico sin tregua al contraer deudas a veces insostenibles, de acuerdo a sus ingresos, el número de hijos y el nivel educativo que cursen; todo varia cuando son colegios privados y otras escuelas.

Puedo afirmar que los padres se rompen la cabeza en busca de especiales en el mercado.

Y en cada año escolar los precios se multiplican. ¡Viva la especulación!

Los colegios presionan cuando faltan los materiales. Pero, al cabo de cierto tiempo se vuelven obsoletos. Es uno de los motivos de inconformidad. Para colmo, se agrega la constante alza de inscripción y reinscripción en los centros docentes.

¿Será insuficiente el mentado 4% para detener esta agobiante pesadilla que viven los padres dominicanos?

Así, se le puede atribuir a una indeseable condición social con niveles de articulación política y de demagogia que no nos merecemos.

El Estado es responsable, en una sociedad democrática que tiene que garantizar a los ciudadanos el derecho a alimentarse, a la salud y a la educación y la oportunidad de un trabajo digno.

A este abuso insoportable de que les hablo, el gobierno debe acudir de inmediato a restablecer el equilibrio. No hay discusión al respecto.

El Nacional

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