Opinión

PRECISAMENTE

PRECISAMENTE

Santiago es especial: es una ciudad competitiva y capaz. Un ejemplo histórico. Así, el progreso de los pueblos depende del trabajo de sus hombres y mujeres. En don Fello Vidal ha existido un caso de excepcionalidad. La buena lectura es un vehículo tradicional de conocimiento y fuente indispensable de placer. Es una propuesta, como esta sustancial obra que he leído.

Con motivo del aniversario de su nacimiento, una nieta de Rafael Vidal Torres, don Fello, puso a circular un libro que recoge noticias de la vida de este eminente santiaguero y los escritos que ella, Ana Vidal de Cabrera, y el historiador Piero Espinal Estévez, compilaron como material que aporta no solo a la historia de este hombre extraordinario, sino también a la del país.

Los santiagueros contemplaban en don Fello a un hombre sabio cuya experiencia se hizo sabiduría, y se volvió consultor de muchos grandes de la política, entre ellos Francisco Augusto Lora, y de cuantos querían saber de algún suceso del pretérito y conocer la opinión de un pensador que vivió esos hechos.

El libro de Ana Vidal de Cabrera retrata un tiempo de la nación, caracterizado por las convulsiones, sujeto a grandes transformaciones, y posteriormente atado al camino del asentamiento y de la tranquilidad por la vía de la fuerza, y, como en un círculo al que no se le ve una punta, de nuevo viviendo unas situaciones distintas, aunque igualmente caracterizadas por la falta de fe del hombre de trabajo y por el afán de la clase política de saciar sus apetitos con lo que, con dificultades, aportan los contribuyentes para el tesoro público.

Por eso conviene leer esta obra. Con razón, muchos preguntan: ¿Quién queda para responder las preguntas que le eran formuladas a don Fello?

El Nacional

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