(II)

Pareciere una eternidad, pero hace no tanto la prensa era la única plataforma a través de la cual las personalidades de toda índole podían llegar a las masas. Fuera por la prensa escrita, radial o televisiva, toda declaración o hecho de cualquier persona de poder o con relevancia debía pasar por el filtro de la prensa, y esta era la realidad sobre la cual descansaba su importancia. El mundo ha cambiado y hoy el periodismo lucha para encontrar su espacio en una nueva realidad.

Donald Trump, el Presidente Electo de los Estados Unidos, está a punto de cumplir 7 meses sin dar una rueda de prensa ante periodistas, lo que es un hecho sin precedentes en la historia moderna de ese país. En ese lapso de tiempo el futuro Presidente, muy adepto a la red social Twitter, se ha despachado con más de 1,500 twits, dirigiéndose directamente a sus seguidores por esa vía e ignorando a la prensa.

En este caso, Trump no ha hecho nada nuevo, líderes como Hugo Chávez y Nicolás Maduro de Venezuela, Rafael Correa de Ecuador y Narendra Modi de India son bastante reconocidos por apartarse del filtro de la prensa para dirigirse a sus seguidores. Este fenómeno no nos debe resultar ajeno porque, de hecho, la cuenta de la Presidencia de la República Dominicana en Twitter es una de las cuentas más activas de las de su tipo.

Históricamente el filtro de la prensa como intermediario entre personalidades y el público general, especialmente en asuntos de índole política, servía el propósito de que esta pudiera exigir mayor claridad a cualquier postura, levantar cualquier cuestionamiento que entendiera necesario o verificar de forma independiente todo lo planteado, para de esa forma completar su rol informativo con la sociedad.

Si bien es cierto que en la República Dominicana los medios a veces sufren de reducirse a simples reproductores de notas de prensa, no es menos cierto de que su rol de contrapeso en el manejo de la narrativa pública es vital para la salud de nuestra democracia. En un nuevo escenario donde esta es cada vez menos indispensable como intermediaria de la información, esta está llamada a moldear una nueva forma para aplicar de manera efectiva su contrapeso.

El miedo irracional a la era digital por parte de la prensa tradicional le hizo lenta para adaptarse al cambio y explotar las abundantes oportunidades que esta brinda. Su rol sigue siendo el mismo en estos momentos que las circunstancias le exigen ser más proactiva y contestataria, si estas logran evolucionar y ofrecer las informaciones de forma más ecuánime y centrada van a encontrar millones de personas en los medios digitales dispuestas a escucharles.