SANTIAGO. El Arzobispado de aquí mostró preocupación por la cantidad de dominicanos que semanalmente son deportados de Estados Unidos porque, a su juicio, muchos de ellos podrían fomentar la violencia e inseguridad que se vive en el país, por lo que considera es hora de actuar antes que el problema sea inmanejable.

Por intermedio del editorial del próximo domingo del semanario Camino, titulado “Regreso que preocupa”, su vocero escrito estima que esos criollos, regresados tras cumplir condenas por narcotráfico, homicidios, y falsificación de documentos, vienen graduados en la maldad “listos para convertirse en más oxígeno que fomentará la llama de violencia y la alarmante situación de inseguridad que vivimos”.

Advierte que si esos dominicanos delinquieron allá, donde las leyes son más severas y las hacen cumplir “qué será en nuestro país, donde hay tantas dobleces en la justicia y donde por años el delito queda sin castigo”.

“Por eso la presente realidad, con este fenómeno social de los repatriados, nos preocupa, aunque sabemos que, dentro de los miles de deportados, hay algunos que cometieron faltas menores y que deben ser tratados de una forma diferente”, indica.

Por eso, recomienda no cerrarles las puertas ni estigmatizarlos como personas contagiosas, porque “ya vienen de sufrir el desengaño de no hacer posible el sueño americano que le pintaron; llegan destruidos y con menos fuerzas para enfrentar el nuevo reto que le ¬presenta la vida”.

Ante esta situación, Camino considera que el Estado dominicano “debe y puede crear programas de ¬asistencia a estos hermanos nuestros que causaron daño a la nación que los acogió, y que mellaron la imagen de la comunidad dominicana en Estados Unidos”.

El editorial del semanario camino dice que los dominicanos residentes en esa nación se han caracterizado por la solidaridad, el amor al trabajo y a la patria “que un día los vio partir y que, a pesar de la distancia, su corazón late más cuando ven la Bandera o escuchan nuestro Himno”.