Opinión

Presencia económica

Presencia económica

Una sombra recorre el contexto de la geografía económica mundial: el fantasma del déficit fiscal. Sabemos que el saldo negativo se genera cuando los gastos superan los ingresos del Estado.

Hay economías  desarrolladas que han hecho del déficit fiscal su desempeño financiero cotidiano, realidad que tiende a acumular presiones sobre el desempeño de la economía en su conj

Cuando sobreviene una crisis económica como la que  estalló en el 2007 dentro de Estados Unidos y que se propagó por el globo terráqueo durante el período 2008-2009 salen a relucir los efectos devastadores de los números rojos en las finanzas públicas.

Fijemos la atención en los casos de Estados Unidos y Europa Unida. En el primer caso el déficit se aproxima ya al 11 % del Producto Interno Bruto (PIB), acumulando un monto de 1,6 billones de dólares. En ambas situaciones hay que destacar los desembolsos financieros para estimular la economía interna y el rescate de instituciones financieras en posición de quiebra.

Al llegar a este punto conviene recordar palabras del economista británico John Maynard Keynes

(1883-1946) cuando expresó: “El dinero es un vínculo entre el presente y el futuro. Eso quiere decir que todo endeudamiento es un préstamo que toda sociedad se hace a sí  misma”.

 Tras la lenta recuperación de la economía mundial  los gobiernos de la eurozona iniciaron una política fiscal contractiva, dejando de incrementar el gasto público para estimular las actividades productivas, comerciales y financieras.

El costo social de semejante política fiscal contractiva no se ha hecho esperar: el desempleo ha sembrado raíces dentro de la economía europea, al tiempo que protestas sociales se producen en los países comunitarios, especialmente en aquellos que se encuentran atormentados por un endeudamiento público que compromete su capacidad de pago. Tales son los casos de Grecia, Portugal y España.

Pero si la eurozona no flexibiliza su política fiscal  podría ocurrir que el crecimiento económico proyectado para este 2011 quede por debajo de lo esperado.

Se dice que el Banco Central Europeo (BCE) sólo centra su atención en los niveles de inflación, dejando de lado la tasa de crecimiento.

Si de lo que se trata es de reducir o eliminar un déficit fiscal y enfrentar el endeudamiento,  sin lugar a duda habría que estimular un crecimiento sostenido, lo que contrastaría con la aplicación de  políticas económicas muy restrictivas. Pero como quiera que sea lo más importante  es apostar a la estabilidad macroeconómica  y al control de la inflación.

La búsqueda del equilibrio presupuestar o la existencia de un superávit o déficit fiscal manejable es el norte de una buena gestión en las finanzas públicas, pero hay un límite para los recortes del gasto público: el freno al crecimiento económico y al mantenimiento del gasto social.

El Nacional

La Voz de Todos