Opinión

Presencia económica

Presencia económica

Sin crecimiento económico no podría haber un combate efectivo a la pobreza.

El comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador económico que suele ser objeto de divulgación a través de los diversos medios masivos de comunicación, aunque sería un grave error fundamentar una opinión certera apoyándose exclusivamente en el mismo.

Hay consenso en definir el PIB como el valor monetario total de todos los bienes y servicios finales producidos dentro del territorio de un país durante un determinado período de tiempo, aunque generalmente se toma como marco de referencia  un trimestre o un año.

En la medida en que el crecimiento económico se hace presente al interior de  la esfera productiva de un país, resulta innegable que las condiciones materiales para un  mejor nivel de vida de la población se hacen más factibles. Aunque preciso es tener en cuenta que el desarrollo económico podría verse afectado por criterios de distribución de la riqueza creada.

Tanto el llamado Grupo de los 20 (G-20) como el Banco Mundial  han revisado sus proyecciones sobre la tasa de crecimiento del PIB mundial para el cierre del presente año 2009, estimándose en apenas 2,1 por ciento, aunque a juzgar por las informaciones ofrecidas la semana pasada la caída del crecimiento podría situarse por debajo del 2 por ciento.

En cuanto al PIB regional, la Comisión Económica  para América Latina y el Caribe (CEPAL) sostiene que el crecimiento económico caerá un 1,7 por ciento en el 2009 registrándose un enfriamiento de la demanda interna y externa, así como en los niveles de ingresos por divisas.

Las noticias más recientes sobre el desempeño económico de Estados Unidos y Europa dan cuenta de que la tasa de desempleo sigue cayendo. De cada 100 estadounidenses en condiciones físicas y mentales para trabajar cerca de 10 han perdido su trabajo.

La Unión Europea también se resiente por el impacto de la profunda y compleja crisis económica que parece haber llegado para perpetuarse más allá del 2010, echando por la borda los augurios de aquellos analistas que hasta hace poco anunciaban una luz al final del túnel, pronosticando un próximo retorno de la recuperación financiera, comercial y productiva.

Pero todavía falta mucho por recorrer por el sendero de la recuperación económica mundial. La nave de la economía global seguirá padeciendo los rigores de las turbulencias financieras, la contracción crediticia, el freno en el consumo y la falta de confianza  por parte de los inversores internacionales.

Sigue siendo tiempo de prudencia, conciencia y paciencia en el diseño y ejecución de políticas públicas que propendan a reducir el impacto adverso que sobre el ingreso y la capacidad de consumo de la población ya está generando la presente crisis económica.

El Nacional

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