Opinión

Presencia economica

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Las prácticas proteccionistas en el comercio internacional  son tan añejas como la competencia entre los países desarrollados por el control de la economía mundial.

Cuando en 1750 Inglaterra inició un avance sostenido en la producción de bienes gracias a los avances tecnológicos alcanzados en el marco de la naciente Revolución Industrial  países como Estados Unidos  se negaban a permitir la entrada de mercaderías extranjeras libres del pago de aranceles (impuestos), a la vez que se oponían al discurso inglés que defendía el llamado libre comercio.

En efecto, Ulysses Grant, presidente norteamericano durante el período 1869-1877, reconocía que  EE.UU. estaba por debajo del desarrollo industrial alcanzado por Gran Bretaña y por eso se oponía a las presiones de Londres para que sus mercaderías inundaran el mercado  norteamericano.

El citado gobernante sentenció: “Dentro de 200 años, cuando América  haya obtenido del proteccionismo todo lo que éste pueda ofrecer, también adoptará el libre comercio”.

Pero  no tuvo que pasar tanto tiempo para que Estados Unidos hiciera suyo el discurso del libre comercio. Bastó con situarse en una posición hegemónica dentro de la economía mundial.

Entre los años 1930 y 1970 los países ricos vivieron una etapa de lucha competitiva por repartirse el mercado mundial, aunque Estados Unidos había aflorado  de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) como la potencia mundial indiscutible. Los avances tecnológicos de los países desarrollados fueron notorios. Hoy en día nadie enarbola  más el discurso del libre comercio que los herederos de George Washington.

La historia del comercio mundial demuestra que los países desarrollados han sido los campeones  del proteccionismo. Ellos protegen, hasta más no poder, los intereses de sus productores y exportadores, sin reparar en el perjuicio que su conducta genera a los intereses económicos del mundo subdesarrollado. 

Y es que el discurso del libre comercio está condicionado por los intereses  productivos, comerciales y financieros de los países que interactúan dentro las relaciones económicas internacionales.

 Los países que más enarbolan el discurso del libre comercio son aquellos que han logrado mayores niveles de avances tecnológicos e industrial. Pero al mismo tiempo resultan ser los que, en la práctica, suelen ser campeones de medidas proteccionistas.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) acaba de divulgar una investigación que revela una realidad harto conocida: los países desarrollados  integrantes del Grupo de los Veinte (G20) reforzaron sus  prácticas proteccionistas durante los años que sucedieron a la Gran Recesión (2008-2009).

Una investigación realizada por  Global Trade Alert (organización que tiene como objetivo el monitoreo independiente de las políticas que afectan el comercio mundial) revela   que  las medidas proteccionistas durante al primer trimestre de 2013 registraron  su peor nivel desde noviembre de 2008, correspondiendo a los países del G20  la responsabilidad del 65 por ciento de las medidas proteccionistas.

En resumen: a pesar del discurso de liberalización comercial que adoptan los países desarrollados, en la práctica se consolida el espíritu proteccionista que mueve las decisiones de sus gobiernos en materia del intercambio mundial de bienes y servicios.

El Nacional

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