Opinión

Presencia economica

Presencia economica

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) acaba de divulgar datos acerca de la presencia del hambre dentro del globo terráqueo, destacándose el hecho de que sobre una población global que supera con creces los 7,1 billones de personas existen alrededor de 842 millones padeciendo los rigores de la falta de alimentos. Se reconoce que la inmensa mayoría de los hambrientos se encuentran malviviendo en los países subdesarrollados, aunque preciso es reconocer que en algunas regiones del planeta, como por ejemplo en América Latina y el Caribe, se aprecia una reducción de los millones de seres humanos impactados por el hambre crónica.

Así, la FAO reconoce que la región latinoamericana y caribeña se destaca en la lucha contra el hambre, pues mientras en el período 1990-1992 unos 65,7 millones de personas carecían de los alimentos necesarios para su debida nutrición, ocurrió que durante el lapso 2011-2013 esa cantidad se redujo a 47 millones. Dentro de los países del área que más éxitos han tenido en el combate al hambre destacan Brasil, Venezuela, Perú, Chile y la República Dominicana, los cuales han logrado reducir la cantidad de personas afectadas por el flagelo del hambre en la proporción acordada por Naciones Unidas para el año 2015.

En el caso concreto de la República Dominicana la FAO reconoce que en comparación con el 1990-92, la proporción de personas por debajo de los niveles de nutrición se redujo de 32.5% a un 15.6% durante el período 2011-2013, registrando una reducción de un 16.9%, lo que representa un descenso de más del 50 por ciento. En números concretos: la República Dominicana ha visto disminuir el número de personas hambrientas durante el período 2011-2013 en 1,6 millones respecto del lapso 1990-1992, en el cual las personas hambrientas sumaron 2,4 millones. El sector agropecuario se consolida cada vez más como proveedor del abasto alimenticio. Y ese es un logro reconocido nacional e internacionalmente.
Pero lo cierto es que en el planeta se produce alimento en cantidad suficiente para suplir las necesidades nutricionales de toda la población mundial, a pesar de que más de 900 millones de personas se acuestan sin haber probado un bocado de comida.

Los seres humanos que padecen los rigores del hambre se encuentran diseminados, fundamentalmente, en los países de Asia y Pacífico (con cerca de 645 millones); África (con 267 millones) y Latinoamérica y el Caribe (cerca de 44 millones). En las economías ricas existen alrededor de 17 millones de hambrientos. Está comprobado matemáticamente que la permanencia del hambre en nuestro planeta está asociada a la mala distribución de la riqueza creada y a la vigencia de relaciones sociales que consolidan las exclusiones y desigualdades entre los seres humanos.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha revelado que la crisis económica mundial desatada con fuerza durante el 2008, aunque se inició en Estados Unidos a mediados del 2007, generó más de 50 millones de desempleados, lo que se tradujo en un agravamiento de las condiciones nutricionales de muchos seres humanos, pues sin dinero no se puede ir al mercado.

Los retos para enfrentar el drama del hambre a nivel mundial pasan necesariamente por el filtro de la voluntad política expresada en acciones de gobiernos y representantes del sector privado tendentes a reducir a su mínima expresión la carencia de alimentos.