Opinión

Presencia economica

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Armas al por mayor

 

Las compañías fabricantes de armas y pertrechos bélicos están de pláceme ante los crecientes conflictos político-militares que se están verificando en diversas zonas del globo terráqueo, porque como dijera un fabricante de misiles “no hay mejor negocio que producir un cohete, pues cuando éste se lanza ya no regresa más y entonces hay que comprar otro”.

Pero, ¿qué tan grande es el negocio de las armas? El valor anual de todos los bienes y servicios que producen todos los países suman unos 65 billones de dólares (eso que en economía se conoce como el producto interno bruto o PIB, por sus siglas), en tanto que los gastos militares mundiales superan los 1,7 billones de dólares.

En efecto, la economía militar moviliza en el globo terráqueo más del 2,5 por ciento del PIB mundial, y desde la última postguerra ha sido un componente de las políticas anticíclicas, las cuales se adoptan para estimular la economía en momentos en que se encuentra afectada por una crisis o una fase de frágil recuperación.

Durante la Gran Depresión (1929) los países más industrializados de la época colapsaron en la producción industrial aumentando significativamente el número de desempleados y reduciendo el movimiento de la compra y venta de bienes y servicios debido a la caída del consumo.

Así, en EE.UU., el desempleo pasó del 3 por ciento en 1929 al 25 por ciento en 1933, en tanto que en Alemania se elevó del 4,3 por ciento al 30,1 por ciento durante el mismo período. La superación de la crisis fue lenta, difícil y, en algún caso, incompleta antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, fue muy distinta en unos y otros países. Y no careció de importantes consecuencia políticas.

Con el gasto militar se crea una demanda de productos bélicos, sobre todo cuando se auspician guerras y conflictos militares en diversas partes del planeta para dar salida a una producción de armas de todo tipo que se encuentra almacenada y también diligenciar jugosos contratos de compras de armas a poderosas transnacionales fabricantes.

En el caso de EE.UU. y la Unión Europea –que viven momentos de incertidumbre financiera y presencia de aires recesivos- se ha desatado una demanda de productos bélicos donde las transnacionales de las armas esperan incrementar sus ganancias y los gobiernos parecen decididos a poner en práctica el llamado “keynesianismo militar”.

John Maynard Keynes (1883-1946), economista británico que preconizaba la palanca del gasto público para estimular la economía en época de estancamiento o recesión como la vivió EE.UU., tras la crisis de 1929, aportó sus ideas para abrir una fase de crecimiento económico superando así los tormentos de la crisis económica mundial que estalló en 1929.

En la actualidad todavía el mundo desarrollado vive bajo la sombra de la Gran Recesión (2008-2009) y los crecientes gastos militares por parte de Washington y Bruselas están generando una demanda artificial de armas y aprovisionamiento bélico.

Definitivamente, la economía militar devora recursos naturales y financieros necesarios para la producción de bienes y servicios tendentes a la satisfacción de las necesidades del consumo humano.

El Nacional

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