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Los retos de la OPEP

Por los predios de la Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) se escuchan voces llamando a mantener las expectativas favorables en torno a la estabilización de los precios del petróleo en la franja de los 100-115 dólares el barril.

Así, el secretario general de la OPEP, el libio Abdullah al-Badri, sostiene que los mercados no deberían entrar en pánico por la reciente caída de los precios del petróleo porque la situación se resolverá. Y como si estuviese viendo el fenómeno a través de una bola de cristal expresa: “Por favor, no entremos en pánico, las cosas se van a arreglar por sí solas”.

De las declaraciones emitidas por el máximo gerente de la OPEP podría deducirse que para éste la recurrente caída en la cotización del petróleo no ha sido inducida por maniobras de especuladores financieros ni de determinados países productores que disponen de los volúmenes necesarios de petróleo como para incidir en el comportamiento de la oferta y la demanda.

Analistas internacionales localizados en Europa, Rusia y China sostienen que la actual caída en los precios del crudo forma parte de un complot, de un plan acordado en secreto por determinados productores para aumentar la oferta de petróleo con el propósito de agraviar las finanzas de determinados países contradictores a la política exterior de Washington y Bruselas (que es el lugar donde se encuentra la sede de la Unión Europea).

Al llegar a este punto vale la pena preguntarse: ¿Por qué la caída en picada de los precios del crudo ha coincidido con un momento de una fuerte apreciación del dólar respecto de otras importantes divisas internacionales?

¿Cómo se explica que la actual política monetaria de Estados Unidos, caracterizada por una eliminación gradual de los estímulos a la economía interna, coincida con las mayores reservas de petróleo y gas alcanzadas en los últimos años debido al ambicioso programa de expansión energética apoyado por Washington?

Algunos países miembros de la OPEP no ven con buenos ojos la posición del secretario general Abdullah al-Badri, quien ha dicho que “las cosas se arreglarán por sí solas” sin que esa institución adopte en la reunión del próximo 27 de noviembre en Viena una resolución para reducir la producción (que se ha mantenido invariable desde el 2011) e incidir, por esta vía, en la reducción de la oferta energética.

En el seno de la OPEP se considera que tanto productores como consumidores estarían satisfechos con precios del crudo oscilando en un rango cercano a los 100 dólares el barril. Así lo acaba de decir el máximo ejecutivo de esa institución energética: “En los últimos cinco a seis años no hemos visto quejas ni de consumidores o productores (…) 100 dólares, 110 dólares, 95 dólares, ellos están contentos con esos precios”. Pero, ¿será verdad tanta belleza?

Ojalá no surjan contradicciones mayores al interior de la OPEP, pues una división en esa importante organización intergubernamental sólo favorecería a grandes economías que están apostando a una mayor incidencia en la determinación de los precios internacionales del petróleo.

El Nacional

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