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Presencia economica

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Daniel Guerrero

 

El reloj del TPP

Se acerca la hora en que los doce países que negocian el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) estampen sus firmas en el documento constitutivo de lo que se perfila como el más grande bloque comercial de la Cuenca del Pacífico al concentrar el 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

Estados Unidos (que funge como protagonista de primer orden en las negociaciones que se han venido desarrollando desde el 2010) está creando el marco jurídico necesario para que el presidente Barack Obama esté amparado por una ley de vía rápida o fast-trak para concertar tratados de libre comercio al estilo TPP.

¿En qué consiste la “vía rápida o fast-track? Es un mecanismo mediante el cual el Congreso puede aprobar o rechazar los acuerdos comerciales negociados por la Casa Blanca, pero sin poder modificarlos. Así, Obama espera poder estampar su firma en el en el documento constitutivo del TPP antes de que finalice el 2015, pero que eso ocurra debe ser beneficiado con la aprobación de la “vía rápida” para suscribir acuerdos.

Prácticamente las negociaciones del TPP han concluido, aunque subsisten reparos sobre temas sensibles vinculados a los derechos de autor y los servicios. Los 11 socios sólo esperan que el Congreso norteamericana le conceda al presidente Barack Obama, actual inquilino de la Casa Blanca, la citada “vía rápida”. Y en eso se está.

En efecto, el 14 de mayo pasado el Senado aprobó (por 65 votos a favor y 33 en contra) someter al debate un proyecto de ley que otorgue a la Casa Blanca autoridad para negociar acuerdos comerciales. Claro, sobre ese tema falta mucho debate dentro del Congreso norteamericano. Pensemos que se está en la antesala del 2016, año en el que se celebrarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

¿Por quién doblarían las campanas en caso de que Estados Unidos y sus 11 socios suscriban el TPP?

Osvaldo Rosales, jefe del departamento de comercio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), expresa: “Los países de América Latina que queden fuera de estos mega-bloques comerciales (tal como el TPP) tendrán más dificultades para acceder a los mercados más grandes del mundo” y, además, “van a tener desventajas arancelarias y regulatorias”.

Los países centroamericanos y caribeños, dentro de los cuales se encuentra la República Dominicana, han expresado a la Administración Obama su preocupación debido a que la entrada en vigencia del TPP podría restarle competitividad respecto de Vietnam, pues éste podría exportar hacia el cotizado mercado de Estados Unidos productos textiles (con insumos chinos), café, plátanos, piñas y otros productos a precios más bajos que los existentes al amparo del DR-CAFTA.

Así las cosas, valdría la pena preguntarse: ¿Será cierto que en la lógica de los negocios “no hay amigos, sino apenas clientes”, como llegó a expresar el novelista y dramaturgo francés Alejandro Dumas (1802-1870)?

Si la citada frase atribuida al autor de “Los tres mosqueteros” (1844) se correspondiese con la realidad entonces habría que colegir que Estados Unidos está apostando a reducir su intercambio comercial con América Latina y el Caribe en aras de ganar espacios dentro de los esquemas de integración asiáticos.

El Nacional

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