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Presencia economica

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El ejemplo griego

Tras los irrefutables resultados a favor del “No” en la consulta popular (referéndum) celebrada en Grecia el pasado domingo resulta lógico esperar un mayor ritmo de trabajo en las negociaciones que se desarrollan entre el gobierno heleno y la exigente troika que integran la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ha sido la gobernante alemana Angela Merkel quien ha dado la tónica: “La puerta está abierta para las discusiones con Grecia”. En tanto que primer ministro griego Alexis Tsipras espera arribar a un acuerdo con sus acreedores que sea “socialmente justo y económicamente sostenible”.

Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas del gobierno griego y quien no era visto con buenos ojos por los predios de la troika europea, renunció a su cargo.

Así lo ha dicho el ministro renunciante: “Es esencial que el gran capital concedido a nuestro Gobierno por el espléndido ‘No’ sea convertido inmediatamente en un ‘Sí’ a un acuerdo adecuado, que contemple la reestructuración de la deuda, menos austeridad, redistribución a favor de los necesitados y reformas reales; mientras tanto yo llevaré con orgullo el odio de los acreedores”.

El gobierno griego estrena un nuevo ministro de Finanzas. En efecto, el lugar de Yanis Varoufakis ha sido ocupado por Euclid Tsakalotos, quien se desempeñaba como coordinador en las negociaciones con la troika. Dicen que los acreedores internacionales se encuentran de pláceme con la renuncia del exigente Varoufakis y que esperan una mejor receptividad a sus exigencias por parte del nuevo ministro de Finanzas.

Pero lo que importa ahora es analizar el impacto del “No” griego a las exigencias de ajustes económicos de los acreedores internacionales, los cuales postulan más austeridad en el gasto público, achicamiento de la fuerza laboral del Estado y fuertes recortes en las partidas presupuestales de la seguridad social. Esas medidas de políticas económicas podrían castrar la posibilidad de que la tierra de Zeus y otros dioses retome la senda del crecimiento económico y del desarrollo social.

Para Alemania y Francia (motores económicos de la Unión Europea) las exigencias de los acreedores internacionales para que Atenas acepte un nuevo paquete de políticas económicas contractivas constituye un mal ejemplo para otros países comunitarios que padecen los rigores de un fuerte endeudamiento. Pensemos en Portugal, Italia y España, entre otros.

Definitivamente, se impone un diálogo transparente y receptivo entre la troika europea y Grecia. No hay vuelta atrás en el diálogo. Porque el propio FMI ha reconocido que la astronómica deuda pública de Atenas que supera ya los 327 mil millones de euros es tan impagable como incobrable. Los acreedores internacionales están forzados a aceptar una renegociación de la misma para evitar perder lo más por lo menos.

El Nacional

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