Opinión

Presencia economica

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El olvido de Zeus
Zeus, rey de los dioses en la mitología griega, parece haber olvidado la fórmula sagrada para propiciar un clima de estabilidad político-económica dentro de una Grecia que no ha logrado superar los tormentos de la Gran Recesión (2008-2009) que se gestó dentro de Estados Unidos (2007), propagándose rápidamente por todo el globo terráqueo y cuyos efectos desestabilizadores todavía persisten dentro de la economía griega y más allá… Se recordará que en mayo de 2010 Grecia recibió su primer rescate financiero para enfrentar el pago de una astronómica deuda pública que ya rondaba los 350 mil millones de euros.

El problema no fue superado y en mayo de 2012 la troika europea (que integran la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) otorgó nuevos préstamos a Grecia por un monto de 130 mil millones de euros, decisión que fue precedida por una condonación o perdón de parte de la deuda que rondó los 100 mil millones de euros. Ambos rescates resultaron insuficientes para superar los altos niveles del endeudamiento público.

Por eso resulta lógico pronosticar a mediano plazo el colapso de la economía griega debido a que los factores que produjeron el fracaso de los dos rescates anteriores (otorgados durante el lapso 2010-2012) todavía subsisten en medio de un reforzamiento de la absurda política fiscal de austeridad que frena el gasto público y las inversiones productivas.

Se cuestionan los efectos favorables sobre la economía griega que se podrían derivar de la puesta en práctica del nuevo programa financiero de rescate “negociado” recientemente entre el Gobierno heleno del renunciante Alexis Tsipras y la todopoderosa troika europea.

Valdría la pena recordar los pronósticos fatalistas del exministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, dados a conocer el 17 de julio pasado, cuando sentenció: “Este programa (de rescate) va a fallar, quienquiera que se comprometa a implementarlo. Y como para que no haya duda sobre su aseveración lo reiteró de manera categórica: “El tercer paquete de rescate pasará a la historia como el mayor desastre de gestión macroeconómica de la historia”.

Y es que Alexis Tsipras, el primer ministro griego que no supo aprovechar políticamente el respaldo otorgado en el referéndum del 10 de julio pasado cuando los electores votaron abrumadoramente contra las exigencias de los acreedores internacionales para que los ciudadanos helenos “se apretasen más el cinturón” del gasto público, de las inversiones productiva s y de los gastos sociales (salud, educación, vivienda, empleo y seguridad social, entre otros) con el propósito de reunir el dinero necesario para así poder cumplir con el cronograma de pagos de la abultada deuda pública, la cual ha devenido en impagable e incobrable.

Pero sin el perdón de una parte de la deuda pública y la impostergable reestructuración de la misma la economía griega no podrá superar su dramática situación, creándose las condiciones político-económicas para un inminente retorno al dracma, su antigua moneda nacional, en sustitución del euro, moneda única europea.

El Nacional

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