Opinión

Presencia económica

Presencia económica

¿Dolarizando ya?
Como vientos de huracán monetario-financiero el tema del debate sobre la supuesta pertinencia de la dolarización de la economía nacional aflora dentro del panorama productivo, comercial y financiero de la República Dominicana, sacando a relucir las diferentes posiciones que sobre la controversial propuesta adoptan los diversos actores del espectro económico y social del país caribeño.

La dolarización de una economía ocurre cuando un país hace suyo el uso de la divisa de Estados Unidos para la realización de todas sus transacciones económicas domésticas, desplazando a la moneda nacional en sus funciones como reserva de valor, unidad de cuenta y medio de pago.

El citado proceso de sustitución de la moneda nacional por el dólar puede hacer de manera oficial, es decir, por decisión expresa de las autoridades gubernamentales del país en cuestión, tal se hizo en Panamá, Ecuador y El Salvador.

Pero también la dolarización de una economía podría hacerse extraoficialmente mediante la permisividad del uso y circulación del dólar dentro de las actividades productivas, comerciales y financieras, en contraposición a lo consignado por la Constitución y las leyes nacionales que determinan la vigencia de la moneda nacional dotada de su correspondiente poder liberatorio para hacer frente al pago de todas las obligaciones existentes.

La dolarización extraoficial de un país puede sobrevenir cuando la inestabilidad macroeconómica se deja sentir a través de la depreciación de la moneda nacional, cuando hace presencia el alza desproporcionada en los precios de los bienes y servicios que demandan los consumidores, cuando se registra un acentuado déficit fiscal que también empuje a notorias diferencias entre las tasas de interés (que expresan el costo del dinero) en moneda nacional y moneda extranjera.

Téngase presente que cuando existen grandes diferencias entre las tasas de interés de la moneda nacional y la correspondiente a la divisa extranjera los agentes económicos del país que experimenta turbulencias monetario-financieras se inclinarían por endeudarse más en dólares que en moneda nacional, estimulándose de esta manera el ahorro en la divisa norteamericana y allanado el camino para que los abogados criollos de la dolarización hagan sentir sus planteamientos.

No fue por casualidad que durante la tormentosa crisis económica del gobierno constitucional del presidente Hipólito Mejía (2000-2004) el tema de la dolarización de la economía nacional se hizo presente.

Con la dolarización de la economía el banco central del país en cuestión cierra sus puertas, pues sus funciones distintivas desaparecen al no poder ejercer el señoreaje (que consiste en la diferencia que existe entre el costo intrínseco del papel más su impresión como billete de banco y el poder adquisitivo de éste), pasando el país a depender de la política monetaria que adopte el gobierno de los Estados Unidos.

Con la dolarización desaparecería el banco central como prestamista de última instancia para atender los casos de falta de dinero que puedan afectar a los bancos nacionales, favoreciéndose de esa situación los bancos extranjeros que sí mantendrían el apoyo de sus respectivas casa matriz para recibir el debido respaldo financiero ante una situación de falta de dinero para atender sus obligaciones financieras ante sus clientes.

El Nacional

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