Opinión

Presencia económica

Presencia económica

Daniel Guerrero

La era Trump
Existe en el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, una manifiesta voluntad política por dejar sin efecto las negociaciones y entrada en vigor de los denominados mega-acuerdos comerciales al estilo del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos para pasar a privilegiar los tratados de libre comercio bilaterales.

En efecto, Trump acaba de anunciar que dejará sin efecto el TPP (que reúne a 12 países ubicados en tres continentes) por considerarlo “un desastre potencial para nuestro país”, lo que significa que todos los esfuerzos agotados por la Administración Obama por presentar la firma del citado mega-acuerdo como su principal logro de política comercial exterior pronto rodarán estrepitosamente por el suelo.

Y dentro de la Unión Europea existe el convencimiento de que las negociaciones en torno a la concertación del TTIP será un asunto que pasará a formar parte de una agenda congelada debido a la pública posición de Donald Trump frente a los mega-acuerdos comerciales debido a que “negociaremos acuerdos comerciales bilaterales que generen empleos e industrias en Estados Unidos”.
Pocos días después de conocerse los resultados electorales en EE.UU. se escuchó decir a Cecilia Malmström, quien funge como comisaria europea de Comercio, palabras tan pesimistas como las siguientes: “Durante bastante tiempo el TTIP estará en el congelador; lo que ocurra cuando se descongele, es algo que tendremos que esperar para verlo”.

La alta funcionaria de la Unión Europea se definió como optimista por naturaleza, “pero creo que deberíamos ser realistas: no creo que veamos la reanudación de las negociaciones del TTIP en bastante tiempo. Estaremos preparados para reanudar las negociaciones cuando la nueva Administración crea que está lista, pero la pelota está en su campo”.

Es evidente que el discurso del libre comercio podría verse afectado por acciones de corte proteccionistas dentro de la nueva política comercial exterior que sería implementada por la Administración Trump a partir del 20 de enero de 2017.

Es cierto que el libre comercio aboga por el intercambio global de bienes y servicios sin impuestos aduaneros (aranceles) y liberado de trabas no arancelarias con el objetivo de facilitar su acceso a manos de los consumidores, dejando de lado las penalizaciones que puedan incrementar los precios. Se dice que toda oposición al libre comercio se traduce en un respaldo al proteccionismo comercial.

Ahora bien, en determinados momentos de la historia económica mundial las principales potencias económicas han sustentado un discurso hostil al libre comercio con el objetivo de adoptar instrumentos de política comercial que tiendan a proteger a sus productores nacionales de la competencia llegada desde el extranjero.

Sin lugar a dudas el inició de la Administración Trump marcará el final a las especulaciones y análisis subjetivos en torno a lo que será la nueva política exterior en el plano comercial que adoptará Estados Unidos, pero a juzgar por las señales emitidas el mundo está en vísperas de un reforzamiento de las prácticas proteccionistas.

El Nacional

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