Opinión

Presencia economica

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Daniel Guerrero 

Alimentos oportunos
Cuáles factores económicos, sociales y políticos inciden en una oportuna producción y distribución de alimentos para enfrentar el flagelo del hambre que agobia a importantes segmentos poblacionales de la humanidad? ¿Podrían los niños asimilar bien el pan de la educación sin tener acceso al pan nuestro de cada día?

Las cifras del hambre a escala planetaria revelan que unos 795 millones de personas (1 de cada 9) no tienen alimentos suficientes para llevar una vida sana.

Está comprobado por el Programa Mundial de Alimentación (PMA) que en el mundo existen unos 66 millones de niños en edad escolar primaria que asisten a recibir el pan de la enseñanza con el estómago vacío (hambre). De esa cantidad, se localizan 23 millones en África (el continente olvidado de Nelson Mandela).

El PMA afirma que con unos 3 mil 200 millones de dólares anuales se podría suministrar alimentos a los citados 66 millones de niños estudiantes que asisten a las aulas sin desayunar y sin un almuerzo asegurado al retornar a sus respectivos hogares tras finalizar la jornada escolar.

En lo que respecta a la República Dominicana, gracias a la puesta en práctica de la Jornada Escolar Extendida implementada por el gobierno del presidente Danilo Medina, podríamos afirmar que al cierre del año 2020 ninguno de los 66 millones de niños que en el mundo asisten a la escuela con hambre y sin disponibilidad de alimentos será dominicano, lo que constituirá un logro nacional en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.

En efecto, el programa educativo de Jornada Extendida implica la presencia de los niños y jóvenes en un horario de clases que comprende ocho horas en las aulas, a lo que hay que adicionar el suministro del desayuno, el almuerzo y las meriendas escolares.

Las actividades docentes 2017-2018 acaban de iniciarse en el país concentrando una matrícula de 2,8 millones de alumnos del sector público (con una integración del 65 por ciento dentro del programa de Jornada Escolar Extendida) y unos 668 mil 481 estudiantes correspondientes al sector privado.

Cuando los niños se alimentan en las escuelas a cargo del presupuesto nacional sus familias se encuentran en mejores condiciones financieras para enfrentar los gastos globales de sus respectivos hogares y si su jornada educativa se proyecta de 8 de la mañana a 4 de la tarde –tal como ocurre en el caso dominicano- se crean también buenas condiciones para que muchas madres solteras se integran a las actividades productivas, percibiendo de esa manera ingresos para la economía doméstica.

Por otra parte, en América Latina y el Caribe está ocurriendo algo insólito: a pesar de que la región produce varias veces más de lo que todos sus habitantes necesitan, se da el caso de que una gran parte de los alimentos consumidos proviene del resto del mundo.

Pero al llegar a este punto una verdad se impone: En el mundo hace falta una sostenida voluntad política para erradicar el flagelo del hambre. Y eso tiene mucho que ver con la suma de voluntades de los intereses económico-sociales que giran alrededor del sector privado y las diversas estructuras gubernamentales.

El Nacional

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