Opinión

Presencia economica

Presencia economica

Daniel Guerrero 

¿Beber de una fuente?
Es responsabilidad de los gobiernos nacionales adoptar las políticas públicas oportunas, tanto en el plano fiscal como en el monetario-financiero, así como en las esferas productiva y comercial, sin esperar la llegada de consejeros o técnicos provenientes de organismos crediticios internacionales, haciendo uso de un elemental acto del ejercicio de la soberanía jurídico-económica.

Porque, ¡ay de los gobiernos y de los políticos que sólo dejan acariciar sus oídos por la prédica de consejeros unilaterales de una sola escuela del pensamiento económico!

Que ya lo dijo el economista coreano Ha-Joon Chang, un pensador libre de toda sospecha “izquierdista o progresista”, como suelen definir los flamantes profesionales del culto a las “imbatibles fuerzas del mercado o del libre comercio” a los economistas que no compartimos la autoexclusión del Estado en las determinaciones económicas bajo el falso argumento de que la misma constituye un obstáculo a la buena marcha de la libre empresa y de los exclusivos intereses privados.

Los doctos economistas neoliberales suelen ofenderse cuando se les indilga ese calificativo, cuando en verdad ellos saben muy bien que quien les bautizó de esa manera fue uno de los suyos, el alemán Alexander Rüstow (1885-1963), el cual propuso esa denominación en el marco de una conferencia internacional liberal celebrada del 26 al 30 de agosto de 1938 en París, Francia, convocada para renovar el contenido de la teoría económica liberal.

Ocurrió que tras la Gran Recesión (2008-2009) que estremeció los cimientos de la economía mundial, los que ayer criticaban toda participación del Estado en la regulación económica fueron los primeros en correr presurosos para tocar la puerta del Estado para que éste acudiera en auxilio de las instituciones y empresas privadas que experimentaban riesgos de sobrevivencia ante las fuertes turbulencias monetario-financieras desatadas por la crisis global.

Pero fijemos la atención en el caso concreto de la República Dominicana. Por nueva vez, las voces agoreras del espectro criollo (que no se cansan de anunciar el retorno del fantasma de la crisis económica) levantan sus sacrosantas teorías económicas neoclásicas (que se abrazan a los dogmas del escocés Adam Smith, pasando por el venerado austríaco Friedrich A. Hayek y el fundador de la criticada Escuela de Chicago, el norteamericano Milton Friedman) para pronosticar un añorado descalabro de la economía nacional que sólo está en sus visiones políticas, que no en criterios técnico-científicos.

No obstante, entidades como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), así como importantes empresas calificadoras de riesgo (tales como la S&P, Moody´s y Fitch, entre otras) saludan el buen desempeño de la economía nacional.

Economistas y políticos del patio pretenden negar el buen desempeño de la economía nacional cuestionando la objetividad de las estadísticas oficiales aportadas por el Banco Central que demuestran la continuidad de la senda del crecimiento, el control de la inflación y la buena coordinación existente entre la política fiscal y la monetaria. Pero los hechos, que son tozudos, se sobreponen a las críticas emocionales…

El Nacional

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