Opinión

Presencia economica

Presencia economica

Una drástica reducción del gasto público como expresión de una política fiscal contractiva constituye el camino más seguro hacia la caída del crecimiento económico, aumento en la tasa de desempleo y de la reducción en los ingresos del Estado.

Hace diez años Kenneth Rogoff, a la sazón Consejero Económico y Director del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó un debatido artículo titulado “El FMI contraataca” (2003), en el que  defendía las políticas de ajuste diseñadas por el controversial organismo internacional, las cuales se han caracterizado por la aplicación de programas de  austeridad fiscal que se manifiestan en la reducción del gasto público, recortes en el gasto social destinado a la salud, educación, transporte y vivienda, entre otras partidas, así como en la disminución de las inversiones públicas.

Rogoff escribió: “A lo largo de los años ninguna crítica dirigida contra el Fondo ha encerrado mayor carga emocional que la de la “austeridad. Quienes lanzan diatribas contra la institución sostienen que en todos los países en que el Fondo se hace presente, las políticas macroeconómicas restrictivas que impone a los gobiernos invariablemente dan por tierra con las esperanzas y las aspiraciones del pueblo.”

Pero en días pasados el Fondo Monetario Internacional (FMI) sorprendió a los analistas económicos del mundo al reconocer que durante las últimas tres décadas sus técnicos se habían equivocado al minimizar los efectos que generaba la reducción del gasto público en el desempeño productivo, comercial y financiero de una economía.

 El FMI expresó que sus  técnicos subestimaron significativamente el incremento del desempleo y la caída en el consumo privado y la inversión asociados a la política de austeridad fiscal, llegando a una conclusión lógica, pero negada durante décadas por el mencionado organismo crediticio internacional: cada país debe diseñar su ajuste fiscal no sólo pensando en el corto plazo, sino con una estrategia más amplia.

Todo esto sale a relucir a propósito del fracaso de la política de austeridad fiscal que se ha venido aplicando en la Unión Europea tras el aumento del endeudamiento público acumulado durante la crisis económica internacional del 2008-2009 que se originó dentro del territorio económico de Estados Unidos.

Economistas y políticos europeos cuestionan los resultados de la política de austeridad fiscal concebida por el Banco Central Europeo, Comisión Europea y el FMI, los organismos multilaterales que forman la llamada troika y que son responsables de diseñar y ejecutar las medidas económicas que se han estado aplicando en los últimos dos años para enfrentar la crisis de endeudamiento público y de déficits presupuestales que afectan a muchos países miembros de la Unión Europea.

En efecto,  el Instituto de Macroeconomía y Estudios Coyunturales (IMK), con sede en Alemania, acaba de calificar a la política de austeridad fiscal adoptada por la troika como un fracaso, pues la falta de crecimiento, el alto desempleo y la disminución de la demanda interna de bienes y servicios están colocando a la Unión Europea al borde de una peligrosa recesión.

¿Qué decir, pues, de la confesión del FMI de que durante años sus técnicos habían cometido el “error” de recomendar  recortes a los gobiernos sin entender que el compromiso de las autoridades con la austeridad acabaría con el crecimiento? 

La aplicación de la austeridad fiscal desproporcionada ha hundido las expectativas de crecimiento económico en la Unión Europea y la recesión luce inminente. Pero la confesión del FMI sobre el fracaso de esa política es aleccionadora.

Definitivamente, más vale tarde que nunca.

El Nacional

La Voz de Todos