Opinión

Presencia economica

Presencia economica

Benjamin Franklin (1706-1790), quien fuera presidente y un reconocido científico  de Estados Unidos, pronunció una frase cargada de objetividad: “Si quieres conocer el valor del dinero, sólo tienes que tomarlo en préstamo”.

En efecto, las deudas que contrae una persona o un Estado comprometen tanto su presupuesto como el de sus familiares más cercanos  o el de la sociedad en su conjunto, pues el vocablo proviene del griego  oikonomos, que significa “administración de una casa o familia”.

La economía se ocupa del análisis  de cómo los seres humanos satisfacen sus necesidades ilimitadas con recursos escasos, tal como lo sostenía el economista británico Lionel Robbins (1894-1984), aunque en el fondo esta ciencia social aborda del estudio de las relaciones sociales de producción que se dan en la sociedad. Así, producción, intercambio y consumo de bienes y servicios son temas tratados por la ciencia económica. 

 Lo expresado precedentemente significa que para desarrollar una serie de proyectos económicos y sociales los Estados incurren en la concertación de préstamos internos y externos, dando origen a la contabilidad del endeudamiento público, la cual pasa a ser manejada por las instituciones financieras destinadas a tal fin.

Así, datos confiables de los organismos crediticios internacionales contabilizan en unos 44 billones de dólares el monto global del endeudamiento público concertado por  unos  202 países.  Claro, si esa deuda no es honrada y se acumulan los pagos de su servicio (amortización del capital más los intereses) los costos sociales y políticos podrían ser catastróficos para el Estado endeudado.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), al analizar el monto del endeudamiento público regional considera que el mismo es sostenible debido a  los buenos niveles de crecimiento económico registrado en los últimos años. Ese endeudamiento representa alrededor del 31 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Para el caso de la República Dominicana,  el nivel del endeudamiento público  (que ronda los 17 mil millones de dólares)  es  perfectamente manejable, pues en la actualidad tan sólo equivale al 30 por ciento del PIB, realidad que ha sido reconocida por los organismos crediticios multilaterales, a pesar de los rejuegos estadísticos  diseñados por economistas criollos que se bañan en las aguas del tórrido mar de la oposición política nacional.

Es innegable que nuestro país figura entre las economías centroamericanas y caribeñas con menores niveles de endeudamiento público, tal como lo reconocen Alfred Schipke, jefe de División del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Hemisferio Occidental y Manuel Labrado, representante en nuestro país  del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Lo cierto es que todos los países del mundo se encuentran registrados en el libro global del endeudamiento público. Pero lo que importa es que ese endeudamiento  persiga cada vez más impulsar tanto el crecimiento como el desarrollo económico y social de los países, pues sólo de esa manera se garantizaría mayores niveles de satisfacción de las necesidades materiales y espirituales demandadas por la sociedad.

El Nacional

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