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Preservar a Israel y sus vecinos

Preservar a Israel y sus vecinos

Cada vez son más preocupantes las tensiones que se perciben en el Cercano Oriente con el diferendo israelí-palestino al que se añade desde hace un  tiempo la porfía del Estado hebreo por impedir que Irán produzca una bomba atómica, cuando los israelíes poseen más de doscientas.

En más de una ocasión el presidente iraní Mahmud Amedineyad ha vociferado con destruir al Estado judío, idéntico al líder supremo de la revolución iraní, ayatolá Alí Jamenei, conforme reseñan los cables noticiosos del día l7 de agosto último,

“La tierra islámica, lejos de cualquier duda, será devuelta a la nación palestina, y la falsa glándula inventada del sionismo será borrada de la geografía mundial”, expresó Jamenei, en una retórica radical muy similar a los talibanes afganos.

Un cable de EFE fechado en Jerusalén el l6 de agosto y publicado al día siguiente, refiere que el líder del partido Kadima, Shaúl Mofaz, acusó al premier israelí Benjamín Netanyahu de ejercer un liderazgo “peligroso é irresponsable”, alusivo a su inocultable intención de disponer la destrucción del centro iraní donde se procesa uranio enriquecido y agua pesada para construir una bomba atómica, antes de las elecciones de Estados Unidos el próximo 20 de noviembre.

El presidente israelí Simón Peres, consideró, en ese mismo despacho noticioso, que el Estado de Israel no puede ejecutar una acción tan riesgosa sin el consentimiento del imperio.

La cuestión tiene varias lecturas, y la primera de ellas es que es incuestionable la preservación del Estado de Israel, la segunda la fundación del Estado Palestino que Israel no contempla ni respeta, la tercera es que tanto derecho tiene Irán o cualquier otro país de agenciarse las armas que entienda necesarias para su defensa, no solo Israel, la cuarta es que Irán ha reiterado que trabaja para producir energía nuclear para fines pacíficos como alternativa energética, aunque esa versión trasunte coartada.

La quinta es que Irán no podría usar un arma nuclear contra el Estado de Israel porque afectaría por igual a los palestinos, que están juntos, aunque no es el deseo de los últimos, la sexta es que es difícil por no definir  negativo, que al presidente Barack Obama, que resultará reelecto en las elecciones de noviembre, le favorezca o convenga respaldar que Israel se involucre en una acción de guerra tan peligrosa como innecesaria.

La sexta es que una acción temeraria israelí contra Irán conllevaría una respuesta de su socio sirio, Bachar el Asad, aunque éste se debate entre el final de su régimen  oprobioso y el final de su vida; de Hezbolá y de Hamás, es decir, propagar el incendio de la guerra en varios frentes en el Cercano Oriente, que perjudicaría no solamente al Estado de Israel, sino al presidente Obama a quien Mit Romney acusaría de apoyar un desatino mayúsculo, donde nadie resultaría beneficiado, y lo contrario todos.

El Nacional

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