La República Dominicana parece estancada en el tiempo. Hace más de cien años que el presidente Ramón –Mon- Cáceres creó la Guardia Republicana que no era más que un ejército propio conocido popularmente como “la guardia de Mon” con generales que eran pagados privilegiadamente por el propio mandatario en su lucha contra los partidarios de Juan Isidro Jiménez, encabezados por Demetrio Rodríguez y Desiderio Arias entre otros, con el propósito de garantizar gobernabilidad y estabilidad política que le permitiera implementar los planes o que había concebido para sacar el país hacia adelante.
La frase, “preso por la guardia de Mon” se hizo popular gracias a las acciones del ejército. Pero no solo Mon Cáceres ha tenido a lo largo de nuestra historia, generales a sus servicios, aunque sin esa notoriedad. Y no solo presidentes, los han tenido terratenientes, caciques, ministros, etc.
Las nadas gloriosas Fuerzas Armadas y Policía Nacional han estado siempre al servicio de los grandes intereses nacionales y extranjeros, nunca al lado del pueblo, salvo en hechos como los de abril del 65 cuando un sector militar, tras el golpe de Estado contra Juan Bosch en el 63, se colocó al lado de la democracia, la justicia, la libertad y la independencia.
Trujillo, en sí mismo, encarnaba el ejército, aunque con más sentido dictatorial, porque eso fue, un dictador, ladrón y asesino, cosa que no fue Mon Cáceres, con un aterrador Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).
El pasado fin de semana, durante la inauguración de un proyecto “para reforestar más de 90 mil tareas con árboles maderables, café y aguacate”, advirtió, según nos cuenta el periódico Hoy, que “a partir de ahora el que se meta a deforestar va preso”.
¿Cómo que “a partir de ahora”? ¿O sea que antes no? ¿Puedo entender que la deforestación estaba permitida, que había libertad –como ocurría- para tumbar árboles sin ningún control?.
¿Quiere decir que durante los últimos 20 años de gobiernos del PLD la deforestación era permitida, legal, pero “a partir de ahora no”?.
“A partir de ahora –ya lo saben- el que se meta a deforestar va preso” por la guardia de Danilo, como cuando Cáceres (196-1911) creó su ejército con generales pagados a través de una cuenta especial para tales fines.
Yo solo espero que la decisión de meter preso a partir de ahora a los que tumban árboles no sea a los pobres campesinos que hacen carbón, sino a los grandes y poderosos terratenientes. Espero que también terminen en la cárcel los que contaminan y destruyen nuestros ríos, los intocables “granceros”.
