Opinión

Presos a granel y pocas cárceles

Presos a granel y pocas cárceles

Los centros penitenciarios de la República Dominicana ameritan seguir siendo intervenidos para adecuar sus infraestructuras y convertirlos en verdaderos lugares de regeneración de los internos que pernoctan en los mismos. Pese a los ingentes esfuerzos e inversiones hechas en los últimos años y a las mejorías experimentadas en la administración de justicia, todavía la mayoría de las cárceles del país se encuentran sumergidas en el hacinamiento más espantoso, y registran abandono, insalubridad, promiscuidad y desorden.

Una persona recluida, inocente o no, tiene más probabilidad de salir delincuente profesional que de regenerarse en nuestras cárceles, y esa situación hay que revertirla.

Actualmente en la nación existen 16 mil 270 hombres, mujeres y menores de edad, la inmensa mayoría de ellos sobreviviendo en condiciones infrahumanas en 19 centros penitenciarios. El 83 por ciento de esos reclusos tieneb edades que oscilan entre los 18 y los 31 años.

Una encuesta realizada recientemente por la Procuraduría General de la República da cuenta de que en las 19 cárceles del país se encuentran internas unas 190 mujeres.

En ese mismo orden, conforme a datos suministrados por instituciones que tienen que ver con los derechos humanos, en los “calabozos no aptos para la vida humana” que hay en el país perviven recluidos cerca de 3 mil menores de edad, unos 12 mil jóvenes y alrededor de un centenar de ancianos.

En otro aspecto que siempre ha sido criticado con saña, la República Dominicana, sin dudas, continúa ocupando uno de los primeros lugares entre todas las naciones de América Latina y el Caribe donde hay más presos (internos) preventivos y desacatados pasando todo tipo de penurias y calamidades.

De los 16 mil 270 presos (internos)  que hay en el país el 79 por ciento, cerca de 13 mil, son preventivos, es decir, que esperan ser llevados ante el juez.

A la tétrica realidad que adorna en su conjunto al sistema penitenciario dominicano hay que ponerle un alto ya.

El Nacional

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