Opinión

Primer año de gobierno

Primer año de gobierno

El pasado 16 de agosto el presidente Danilo Medina cumplió el primer año de su segundo período gubernamental. Sobre ese hecho noticioso he escuchado y leído múltiples opiniones. Favorables, unas, desfavorables, otras. Siempre dependiendo de los intereses, pues cada vez resultan más escasas las voces objetivas y/o independientes.

La presente administración puede exhibir estabilidad en la tasa de cambio y en la tasa de interés bancaria, lo que permite un normal desenvolvimiento del comercio. Pero es una estabilidad basada en los préstamos internacionales que se han hecho regulares para cubrir parcialmente cada año un presupuesto deficitario, producto de graves distorsiones fiscales, sobre todo ante una nómina pública hipertrofiada por el carácter político clientelar que auspicia el gobierno.

Si bien por el momento los préstamos han impedido inestabilidad macroeconómica, la verdad es que se trata de una práctica peligrosa para el futuro económico nacional, pues cada vez se toma una mayor partida del presupuesto para el pago del servicio de la deuda externa, la cual crece de forma meteórica e irresponsable.

Si esos empréstitos se hubiesen tomado para inversiones que generen riquezas tuviéramos una balanza comercial favorable, pero estamos en presencia de un falso crecimiento, que no llega a los segmentos sociales vulnerables y el deterioro de servicios públicos, como salud y energía eléctrica, cada vez es mayor. Ni hablar de la creciente criminalidad.

El gobierno del presidente Medina promueve por los medios las muchas obras construidas, pero esas obras no resisten auditorías serias, pues todas están sobrevaluadas, convirtiéndose en fuente de enriquecimiento ilícito de la clase política gobernante. En materia de corrupción e impunidad estamos a la cabeza entre los países del mundo, conforme a investigaciones de organismos internacionales.

La presente administración tiene debilidades respecto a los pobres servicios públicos, irregularidades administrativas y responsabilidad en la concentración de poderes que deberían de ser independientes para bien de la democracia. La Marcha Verde tiene el mérito de encender la mecha en la creación de conciencia de la población, razón por la que los niveles de aprobación del presidente Medina están en el suelo.

El Nacional

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