He reiterado que la permanencia del PLD en el poder se debe más que a sus obras de gobierno, a la ineptitud de las fuerzas políticas llamadas a desempeñar el papel de oposición. Miles de ciudadanos han continuado sufragando por ese partido por la inexistencia de una alternativa no solo atractiva, sino con posibilidades de victoria.
La sistemática disminución del caudal de votos morados en los últimos procesos, al punto de no ocupar la casilla número uno en la boleta electoral, pone de manifiesto que ha decepcionado a muchos electores que han decidido retirarle su adhesión. Ahora bien, ese disgusto no ha podido ser canalizado a favor de una oferta con verdadera capacidad de hacer que las cosas se produzcan y empujar el cambio.
Con independencia de la forma en que termine resolviendo su grave crisis interna, las condiciones adversas para el PLD podrían incrementarse y, de esa manera, resulta casi imposible evitar que una parte importante de su militancia termine disgustada con la consecuente apatía con la que se integrará a la campaña.
De imponerse la repostulacion del Presidente, como todo parece indicar, este va a pagar un alto costo político por eso, sobre todo, si queda evidenciada sin ninguna duda la obscenidad de hacer lo que siempre se ha hecho en este país cuando los gobernantes son afectados por el virus de la continuidad y necesitan revertir voluntades en congresos donde no cuentan con las mayorías requeridas para modificar un texto que, como la constitución de la república, vale entre nosotros menos que un billete de lotería no agraciado. ¿Quién puede suponer que el primer mandatario puede hacer eso y pretender que su imagen resulte indemne?
La incógnita que queda por despejar es si la oposición va a obstinarse en continuar transitando un camino que no le ha conducido más que al fracaso o si, por el contrario, al fin va a decidirse por tener real vocación de poder y hacer las cosas necesarias para alcanzarlo. Los meses por venir son decisivos para constatar cómo discurrirán los acontecimientos sobre este tema trascendente.
La elección de Luis Abinader como candidato abre perspectivas interesantes en esta materia. El encarna, sin dudas, una candidatura con potencialidad de incidir en el cuadro electoral. Es evidente que no se trata de la opción preferida por quienes quieren continuar dirigiendo el Estado. El influjo de esto en el panorama, será analizado en futuras entregas.
