Dinamita
Monseñor Víctor Masalles, obispo de la diócesis de Baní, ha devenido en una figura protagónica por las duras críticas con que aborda la realidad social, política y económica del país. No se anda con rodeos para llamar al pan, pan, y al vino, vino, cuando tiene que citar los problemas que desde su punto de vista más agobian a la población.
Con la autoridad moral de su apostolado y la visión que ha podido construir de los acontecimientos que a diario sacuden a la nación, su conclusión es que la sociedad está permeada por el narco, el contrabando, la delincuencia y la corrupción.
La inseguridad ciudadana y los escándalos que permanentemente perturban a la nación avalan con creces las afirmaciones del religioso. Sus opiniones no son alegres ni traídas por los cabellos, sino formuladas con mucho criterio.
Antes que ignorar o tratar de detectar fines ulteriores, las autoridades deben prestar atención a los juicios de Masalles, por más incisivos que sean. Y más cuando no ha vacilado en criticar con la misma dureza a dirigentes de la oposición.