Página Dos

PRIMERA FILA

PRIMERA FILA

Inquietud.-
El asesinato de un teniente de la Policía en Haina, para despojarlo de su pistola, no es solo otro eslabón de la ola criminal que azota al país, sino otro desafío para las autoridades y el cuerpo del orden.

Juan Carlos de los Santos, abatido por desconocidos cuando lavaba un carro de su propiedad frente a un colmado de un hermano suyo, engrosa la creciente lista de víctimas fatales de la tenebrosa violencia callejera.

Entre muchos otros los asesinatos de un camarógrafo turco en Las Terrenas, Samaná, y de un funcionario del Ayuntamiento de Santo Domingo Oeste, son de los más espantosos. Pero de la atmósfera que tanto perturba a la población no se pueden excluir los asaltos a una agencia de Vimenca, en Santiago, y del Banco Popular, en el ensanche Isabelita, en Santo Domingo Este.

Los casos son para una estrategia de la Policía que garantice la seguridad ciudadana y el orden público.

El Nacional

La Voz de Todos