La exministra de Salud Pública, Altagracia Guzmán Marcelino, entendió que tras 50 años en el sector público ya estaba más que bueno.

Aunque fue sustituida en medio de cambios administrativos y dentro de una habitual crisis en el sistema sanitario, la realidad es que fue ella quien pidió al presidente Danilo Medina que la relevara del cargo.

En un país donde la gente se aferra a los puestos como si fueran feudos la decisión tiene sus méritos. Y en apoyo a sus gestiones tiene que reconocerse que si bien no exhiben logros tangibles, se esforzó al máximo para institucionalizar y mejorar los servicios de salud.

Pero en un sistema con tantas carencias, politizado y sin los recursos suficientes no se podía hacer magia. Guzmán Marcelino puede tener entre sus grandes satisfacciones salir con la frente en alto, porque nunca se cuestionó su integridad.